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domingo, 26 de diciembre de 2010

Federales trafican droga

  •  Ya en 2009 robaron un cargamento de droga de “El Teo” y lo entregaron al “Sillas”


México.- Como hace un año, policías federales fueron señalados por servir al narcotráfico en el trasiego de droga. Asignados en los aeropuertos, se aprovechan de su mando para introducirla a los aviones, vía pasajero, y trasladarla de un punto a otro del país. Detenido indicó que cada quince días transportaban cinco kilos de crystal entre Jalisco y Baja California Sur, en aviones comerciales.

Desde Guadalajara hasta Tijuana, elementos de la tropa del secretario de seguridad, Genaro García Luna, trafican con droga.

Policías federales están siendo investigados por servir al narcotráfico, presumiblemente al Cártel de Sinaloa, en el trasiego de crystal desde Jalisco hasta Baja California, para su venta y distribución en los Estados Unidos.



Protegidos en su investidura, los elementos federales mueven la droga en los aeropuertos de México, evitando que ésta sea detectada en los puntos de revisión con scanners, rayos X o manuales. La transportan en maletas en cantidades pequeñas, como los cinco kilos por cargamento. Cuando pasean por las instalaciones aeroportuarias, nadie imagina que lo que transportan los federales en maletas o recipientes, es droga. 

El 7 de diciembre de 2010, elementos del Ejército Mexicano detuvieron en el AeropuertoInternacional de Tijuana, “Abelardo L. Rodríguez”, al joven Benito Rubio Rodríguez, originario de Guasave, Sinaloa, de 22 años de edad y residente de Guadalajara.

Lo encontraron introduciendo paquetes de droga (crystal) en un tambo de basura, en el baño de la sala de arribos del aeropuerto.

Explicó el traficante:
Un amigo de él, de nombre Alejandro Norzagaray, fabrica drogas sintéticas como el crystal en un rancho ubicado en el Bosque de la Primavera en Guadalajara, Jalisco. Lo conoce desde hace cuatro años, y es quien le habla para que transporte el estupefaciente hacia Tijuana.

La mecánica del trasiego es sencilla. A Rubio le compran un boleto de avión de Guadalajara a Tijuana, le dicen que se apersone en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara, y espere una llamada a su radio Nextel. Una vez ahí, un policía federal se comunica con él y le da instrucciones: que entre a la sala de espera del aeropuerto. 

Sin maletas, el joven pasa todos los puntos de revisión donde le solicitan su pase de abordar y llega hasta la sala a la espera de la salida de su vuelo hacia esta frontera. El policía federal le habla de nueva cuenta y le pide se introduzca a uno de los baños, donde le entrega la droga. A veces en maleta, a veces en recipientes de plástico que éste debe acomodar en mochilas ocontenedores para viajeros.

La droga la transporta el policía federal hacia el interior del aeropuerto, sin que éste sea revisado. 
Una vez entregado el cargamento, el joven Rubio toma su vuelo a Tijuana.

Cuando llega a esta ciudad, recibe la llamada de otro policía federal, éste asignado alaeropuerto “Abelardo L. Rodríguez”, quien le ordena que entre a uno de los baños para entregarle la maleta con droga y que se retire del lugar. Normalmente, Rubio deja la droga en manos del federal, sale del aeropuerto y compra un boleto de regreso a Guadalajara. Se va el mismo día o al siguiente.

Cada quince días, durante los últimos seis meses, ha venido realizando esta operación de trasiego de droga con la complicidad de los policías federales asignados a los aeropuertos, pues no siempre son los mismos federales los que entregan o reciben la droga.

Pero el martes 7 de diciembre, algo salió mal.
En Guadalajara, Benito Rubio no tuvo ningún problema, entró al aeropuerto, se encaminó al baño frente a un restaurante de comida rápida y ahí lo esperaba el federal. Le entregó cinco recipientes de un kilo, cada uno con crystal, luego de lo cual abordó el vuelo 110 de Aeroméxico con destino a Tijuana, a las tres de la tarde. 

A Tijuana el avión llegó a las 4:55 de la tarde, el detenido se encaminaba al baño cuando recibió la llamada de un federal en este aeropuerto. El oficial le dijo que se esperara un poco, que no avanzara, que había problemas. Quince minutos después el federal le dijo que dejara la maleta en el baño y se retirara del lugar. Pero justo cuando Benito Rubio tiraba los recipientes al bote de basura en el baño, fue sorprendido por elementos del Ejército Mexicano. Ahí lo detuvieron.

Los dos policías federales que participaron en el último caso no han sido aprehendidos. Sólo se tienen las particulares de algunos de ellos. Por ejemplo, del último que recibió la droga en Tijuana, se trata de un hombre de 1.65 metros de estatura, moreno y de complexión robusta.

Las autoridades que en Baja California integran el Consejo Estatal de Seguridad Pública, conocen el hecho y han emprendido la búsqueda de los federales coludidos con el narcotráfico en los dos aeropuertos. Benito Rubio fue consignado ante la Procuraduría General de la República (PGR).


Federales robaron droga al “Teo”
No es la primera ocasión que policías federales son descubiertos sirviendo al crimen organizado. 
Particularmente en Tijuana, los agentes de Genaro García Luna han sido denunciados de extorsionadores, secuestradores y narcotraficantes, sin que a la fecha se conozca de la consignación de los casos o la limpia en la corporación federal que hace unos días participó en Michoacán, en un enfrentamiento contra miembros del cártel “La Familia”, dejando un saldo de tres agentes y tres civiles muertos.

Hace un año, en noviembre de 2009, en esta ciudad, policías federales asignados alAeropuerto Internacional de Tijuana descubrieron un cargamento ilegal de crystal. Se traba de 300 libras de la droga que habían arribado en un vuelo y que tenían como destinatario al hoy preso por delitos contra la salud y delincuencia organizada, Teodoro García Simental.

En lugar de reportar el hallazgo de la droga y consignarlo ante el Ministerio Público Federal, los agentes se robaron el cargamento y lo entregaron a otro narcotraficante: Juan Francisco Sillas Rocha “El Sillas”, entonces fuertemente ligado al Cártel Arellano Félix, comandado por Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”.

Al enterarse que el cargamento había sido descubierto pero que éste no había llegado a las bodegas de la PGR, García Simental comenzó a amenazar a los federales. Utilizó la frecuencia de radio de la Policía y solicitó el nombre de los agentes que habían hurtado la droga. También, que se la regresarán o “…iban a darles con todo”.

Los federales no consideraron las amenazas del narcotraficante, y el 8 de noviembre de 2009, un día después del robo, criminales balearon la fachada del hotel Corona Plaza en el Bulevar Agua Caliente de Tijuana, donde se hospedaban los policías federales.

A las dos semanas, las ejecuciones entre un bando y otro, sumaban más de cincuenta.
El robo cometido por los corruptos policías federales había detonado una de las épocas más sangrientas para Tijuana. 

Estos hechos, conocidos también en el Consejo Estatal de Seguridad Pública, dieron inicio una investigación para ubicar y detener a los policías, pero perteneciendo a una corporación nacional, solicitaron su cambio de asignación y cambiaron de residencia. No hubo un solo policía federal detenido por colaborar con el Cártel Arellano Félix y Juan Francisco Sillas Rocha.

En el último acto de corrupción cometido por policías Federales en el Aeropuerto Internacional de Tijuana, tampoco ha habido detenido. Las autoridades locales suponen que los federales huirán una vez conocida la mecánica del trasiego de droga que utilizan en los aeropuertos de México.

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