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jueves, 30 de diciembre de 2010

La CIA examinará impacto de archivos publicados por Wikileaks, dice Washington Post

CIA, Agencia Central de Inteligencia. EEUU
La CIA ha puesto en marcha un grupo de trabajo para evaluar el impacto de la exposición de miles de cables diplomáticos y de los archivos militares de EEUU en  Wikileaks.
Oficialmente, el grupo se llama el Grupo de Trabajo para Wikileaks (Wikileaks Task Force). Sin embargo, en la sede de la CIA, es conocido principalmente por el acrónimo WTF (siglas en inglés de Wikileaks Task Force y de What the Fuck, una expresión vulgar que se traduciría cómo “qué carajo es esto”).
La irreverencia es tal vez comprensible en una agencia que se ha mantenido relativamente a salvo de Wikileaks. Sólo un puñado de archivos de la CIA han aparecido en el sitio web Wikileaks, y los registros de otros organismos publicados en Internet revelan muy poco acerca de los empleados de la CIA o de sus operaciones.
Aun así, funcionarios de la CIA dijeron que la agencia está llevando a cabo un extenso inventario de la información clasificada que se distribuyen habitualmente en redes a las que se conectan una docena o más de empleados de la Agencia en todo el mundo.
Y el grupo de trabajo se centra en el impacto inmediato de los archivos recientemente filtrados. Una cuestión es si la capacidad de la agencia para reclutar informantes puede ser dañada por la caída de la confianza en la capacidad del gobierno de los EEUU de mantener secretos.
“El director pidió al grupo de trabajo examinar si la última versión de los documentos de WikiLeaks podrían afectar las relaciones exteriores de la Agencia o sus operaciones”, dijo el portavoz de la CIA, George Little. El grupo está liderado por la contrainteligencia de la CIA, pero la dirección de WTF incluye a dos docenas de miembros de otros departamentos de la agencia.
Para algunos veteranos de la agencia, Wikileaks ha fortalecido la aversión de muchos años en la CIA en compartir secretos con otras agencias del gobierno, una postura criticada después de que fuera identificada la Agencia como uno de los contribuyentes en el fracaso de la nación para evitar los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Incluso mientras comparte información, la agencia “no ha capitulado en el negocio de hacer lo imposible para facilitarle información a los extraños”, dijo un ex funcionario de la CIA de alto rango que se retiró recientemente. “Ni siquiera hacer todo lo que dispone la ley sobre información privilegiada. Y por lo general el sistema ha funcionado.”
Tan recientemente como hace dos años, la agencia rechazó un pedido para compartir informes de inteligencia a través de SIPRNET, la red clasificada utilizada por el Pentágono para pasar información de todo el mundo. ”Nosotros simplemente dijimos que no  lo íbamos a hacer”, dijo otro ex funcionario de la CIA. “El consenso era de que simplemente había demasiadas personas que potencialmente tenían acceso.”
Los ex funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir las medidas de seguridad de la agencia.
Entre las personas con acceso a SIPRNET era un analista de inteligencia de bajo nivel del Ejército, Bradley E. Manning, quien ha sido acusado de revelar información clasificada y se sospecha que utilizó una simple memoria flash para robar los archivos que fueron enviados a Wikileaks.
La CIA ha tenido sus propios escándalos con las computadoras. Las autorizaciones del ex director de la CIA John Deutch se suspendieron a finales de 1990, después de ser acusado de mantener información clasificada en su computadora doméstica.
Las autoridades dijeron que la agencia también ha tenido dificultades para el seguimiento de los ordenadores portátiles enviados a sus estaciones en el extranjero, así como con la información confidencial compartida con miles de contratistas.
La agencia emplea softwares de seguridad como medida para minimizar la posibilidad de una fuga similar a las que publica Wikileaks. Los Sistemas de la Agencia envían avisos a los administradores cada vez que una gran cantidad de datos son descargados. Y la mayoría de las computadoras de la CIA no están equipados para permitir el uso de una unidad extraíble.
Al preguntarle qué podría suceder si hubiera insertado una memoria USB en la máquina de su escritorio, el ex alto funcionario de la CIA dijo en broma: “Probablemente se abriría una pequeña trampa debajo de mi silla.”
Aun así, expertos de seguridad de la CIA han evadido durante años las implicaciones de cómo impedir que pase información secreta a partir de piezas de papel replicadas en formatos digitales, que podrían ser distribuidas en línea.
“Es una vulnerabilidad enorme”, dijo un ex agente de la CIA de alto rango. “Pero nadie tendría el valor suficiente para hacer lo que Wikileaks ha hecho.”

Puerto Rico: emblemática batalla universitaria

S
e dice con frecuencia que en las vacaciones de Navidad recesa la lucha de clases en América Latina. Pero eso está muy lejos de ser así y la prueba está en la nueva huelga de los estudiantes universitarios de Puerto Rico en vísperas de la mayor fiesta de la cristiandad.
Allí está a punto de ocurrir una tragedia si no se logra presionar al gobernador bushista Luis Fortuño para que cambie su bárbara conducta contra la comunidad universitaria, que ha llevado últimamente a la ocupación policial de los recintos de educación superior y a la reiteración, con saña inaudita, de salvajes actos de represión contra el estudiantado. Este se vio obligado en días recientes a recurrir de nuevo a la huelga general ante los tozudos intentos de Washington y su lacayo Fortuño por acabar con el carácter público de la Universidad de Puerto Rico, emblemática de insignes tradiciones en las luchas puertorriqueñas por las conquistas sociales y culturales logradas dentro del marco asfixiante del Estado colonial, desvergonzadamente llamado Estado Libre Asociado.
La actual huelga tiene como antecedente inmediato otra con gran apoyo popular a mediados de año, a la que Fortuño y las autoridades universitarias respondieron con cerrazón al diálogo como ahora y las macanas policiacas como único argumento. Aquella huelga ocurrió después que se prometiera por el gobernador que las draconianas medidas de ajuste tomadas contra el sector público, entre ellas el despido de más de 15 mil trabajadores, no afectarían a la universidad mientras más tarde realizaba nuevas declaraciones que indignaron a los universitarios al afirmar que estudiar es un privilegio. Encima de este antecedente y el de la ira popular contra el programa ultraneoliberal de Fortuño, el detonador del paro estudiantil entonces fue la declaración del presidente del alto centro de estudios anunciando un recorte de 100 millones de dólares al presupuesto de 2011, la eliminación de las exenciones en el pago de matrícula y un aumento de esta. Después de un tramposo proceso negociador por parte de las autoridades universitarias y luego de heroicas y creativas jornadas concientizadoras, no sólo de los universitarios sino del país, una asamblea general de estudiantes puso fin a la huelga, primera de ese carácter con la asistencia de delegados de los 11 planteles en la historia de la universidad, pero conociendo al adversario adoptó este voto preventivo: “El estudiantado se opone a que se aumenten los costos de estudio, sobre todo a la imposición de una cuota en enero de 2011… y dejamos claro que haremos todo lo necesario para detener esa cuota”.
Con la huelga de días recientes, los alumnos no han hecho más que cumplir aquel acuerdo, ante el empecinamiento de las autoridades por adoptar las medidas cuestionadas entonces, que significan de entrada la exclusión de alrededor de 10 mil estudiantes del alma máter, además del principio del fin de la educación pública superior en Puerto Rico. Pese al estatuto colonial, en la isla, gracias a la lucha de los estudiantes y en consonancia con la tradición latinoamericana instaurada por el movimiento reformador de la Universidad de Córdova, en Argentina, no ha podido implantarse el sistema de enseñanza privatizado como en el resto de Estados Unidos. La batalla por esa conquista y por poner fin a las maniobras del gobernador y las neoliberales e incompetentes autoridades de la casa de estudios conducentes a hacer quebrar deliberadamente a la universidad es la que vienen librando los estudiantes apoyados por numerosos profesores democráticos y patriotas, que han dado pruebas elocuentes de dignidad magisterial y solidaridad con los alumnos.
Los estudiantes han dado constantes pruebas de inteligencia y madurez, han sabido ser flexibles con las autoridades y dedicado tiempo y esfuerzos para explicar a la nación lo que está en juego en su lucha, que siempre han vinculado con la del pueblo de Puerto Rico y los demás pueblos del mundo por otro mundo posible. No han sido pocas las bien argumentadas propuestas de alumnos y académicos para que la universidad pueda salir airosamente de su actual situación financiera, pero lo que hay en el fondo de la tozudez del gobernador colonial es el temor al precedente de una lucha estudiantil victoriosa, por el ejemplo que puedes sentar para el resto de los sectores en Puerto Rico. Esta batalla trasciende a la universidad y a Puerto Rico. Es una lección universal para quienes ven sus derechos conculcados.

Ángel Guerra Cabrera

Poner al alcance de todos lo que sólo unos cuantos saben, la importancia de Wikileaks

Uno de los aspectos más satisfactorios de ser periodista es descubrir que los poderosos son hipersensibles a cualquier revelación de sus actividades. El grado de veneno e histeria expresado por el gobierno estadunidense en sus ataques contra Julian Assange y Wikileaksrefleja una aguda sensación de vulnerabilidad.
julian-assange-wikileaks1Mi padre, Claud Cockburn, descubrió esto en 1933 cuando salió del diario The Times y fundó un periódico radical llamado La Semana, que fue una especie de precursor del Detective Privado. Su cálculo es que había suficiente información circulando libremente en los ámbitos políticos y diplomáticos que era un misterio para el público en general.
Él esperaba que esta pequeña publicación provocara alguna reacción oficial, pero en realidad subestimó su alcance. Desde que comenzó a imprimir La Semana, con sólo 40 libras esterlinas invertidas por un amigo que, sin embargo, no tenía dinero para pagar la promoción de la publicación que fue enviada a una vieja lista de correos. Eran mil 200 nombres de personas que en muchos casos resultaron ya fallecidas, o simplemente, no tuvieron interés en la revista. Después de publicar los primeros números mi padre anunció que el número que ya es seguro pagarán una suscripción es siete.
Justo cuando empezaba a convencerse de que su gran idea sería un total fracaso, lo salvó el primer ministro Ramsaty MacDonald, quien era anfitrión de una conferencia internacional de economía en el Museo Geológico de Londres, en un esfuerzo condenado al fracaso en su lucha por combatir la depresión económica que se vivía entonces. De alguna forma, un ejemplar de La Semana en que se afirmaba que la conferencia estaba muerta desde su comienzo, llegó a manos de MacDonald, quien de inmediato llamó a una conferencia de prensa especial para advertir de la existencia de un oscuro pasquín que, con información falsa y engañosa, pretendía convertirse en profea del desastre. Minutos después de las denuncias de MacDonald, llamadas de suscriptores inundaron a mi padre.
En 2003 me interesó saber hasta dónde las autoridades habían monitoreado las actividades de Claud Cockburn, así que le escribí al director del MI5 y le pedí que desclasificara dichos archivos. Más o menos un año después de mi petición, recibí 26 voluminosas carpetas que contenían miles de páginas de reportes no sólo de funcionarios del MI5, sino también de policías e informantes que habían estado guardados en los Archivos Nacionales de Kew.
Se le menciona por primera vez en un documento de inteligencia militar fechado en 1924 cuando él y Graham Greene, ambos estudiantes de 20 años, visitaron la Renania ocupada sin solicitar visas. Al parecer ambos son escritores, fue la sospecha de quien redactó el informe.
Pero el verdadero interés del MI5 en Claud comenzó con la difusión de LaSemana. Cada detalle de su financiamiento, circulación y plantilla laboral está documentada. Existen memorandos de los servicios civiles, llenos de tachones y rabia, que exigen que se tomen medidas duras contra Claud por criticar a servidores públicos a los que identifica de nombre o por publicar información clasificada.
El aparato de seguridad oficial que se movilizó para monitorear a mi padre fue impresonante. Su correo fue interceptado, y se transcribieron sus conversaciones telefónicas, amigos suyos fueron interrogados y una rama especial de los servicios de inteligencia observaba continuamente sus movimientos.
Por ejemplo, el 30 de marzo de 1940 un oficial de la rama especial que se hace llamar El Observador envió un reporte sobre cómo había seguido incansablemente a mis padres por la localidad de Tring, Herfordshire, y anotado el nombre de cada bar en que se echaron un trago, así comola hora exacta en que entraron y salieron.
El propósito de todo esto era, al parecer, identificar a los contactos que le estaban dando información clasificada a mi padre. Pese al profundo monitoreo, el MI5 nunca descubrió el hecho de que las fuentes de mi padre eran otros periodistas quienes no podían publicar sus descubrimientos en los medios en que trabajaban.
¿Toda esta información dio al MI5 una idea clara de mi padre? La respuesta depende totalmente de la calidad de la persona que interpretó los reportes. Como mucha información de inteligencia, había demasiados datos, todos ellos de calidad muy variable. Por ejemplo, el MI5 tiene buena información del corresponsal de The Times en Berlín, quien originalmente contrató a Claud para el diario. Pero en otras partes del archivo un autoproclamado agente investigador afirma que existe una maquinaria Cockburncon la misión de perpetrar un sabotaje comunista en Europa occidental en caso de que estalle una guerra o revolución. Durante años, la información verdadera y la falsa se mezclaron.
El hábito de reunir obsesiva e inútilmente información oficialafectó a mi padre hasta mucho después de que La Semanadesapareciera. En 1963, Claud era el director invitado de Detective Privado, publicación que reveló que el jefe del MI6, con el nombre clave C era Dick White. Documentos oficiales demuestran que Burke Trend, entonces secretario del gabinete, convocó a una reunión para considerar encausar legalmene a mi padre, pero abandonó la idea a regañadientes cuando se percató de que la identidad de C ya era del dominio público en la calle Fleet, que aloja a buena parte de los medios impresos ingleses.
Al discutir todo el tema de la confidencialidad y los medios con otros mandarines del gobierno, Trend llegó a una conclusión que es una espléndido ejemplo de ofuscación justificatoria: No se trata tanto de ocultar sino de no revelar, y lo que no ha de revelarse no es tanto la verdad sino los hechos.
Al igual que con Wikileaks, mucha de la crítica oficial contra el que mi padre publicara información clasificada en los años 30 era irracional. Al mismo tiempo, enojados funcionarios lo acusaban de publicar chismes e imprecisiones, y le juraban que no se escatimaría esfuerzo alguno en descubrir sus fuentes.Los detractores de Assange formulan argumentos igualmente contradictorios; por un lado desestiman la importancia de las revelaciones y al mismo tiempo exigen su arresto por los graves crímenes que cometió.
Aquí hay algo en juego más allá de que los establishments políticos que tratan de proteger el acceso a una información utilizada como instrumento de autoridad. El verdadero origen de esa ira parecer ser la forma en que la publicación de documentos clasificados, sean o no verdaderas sus revelaciones, socava la capacidad de las élites políticas de presentarse como los guardianes todo poderosos de un conocimiento secreto que es esencial para el bienestar del país.
Lamento que mi padre haya muerto en 1981, mucho antes de que el MI5 desclasificara sus archivos. Siempre sostuvo que el refrán de que Dios está de lado de los grandes batallones era propaganda diseminada por comandantes de batallones para desmoralizar a sus opositores. Le hubiera encantado saber que su publicación guerrillera provocó tamaña furia dentro del gobierno, que por él hizo perder tanto tiempo a los servicios secretos.
Seguramente mi padre opinaría que hoy hay cierta justicia en el gobierno estadunidense que, sin darse cuenta, proveyó de tanta información al mundo justo cuando la cobertura de los medios internacionales está volviéndose irrelevante en casi todo el mundo. La prensa, la radio y la televisión se han visto castigadas financieramente por el Internet, que les roba recursos para tener corresponsales extranjeros. Y de pronto, Wikileaks revela numerosas historias que van desde Argentina hasta Kirguistán o Corea, y que los medios tradicionales hubieran querido cubrir.
La publicación por parte del portal de cables diplomáticos y reportes militares de primera mano no ventila muchos de los verdaderos secretos, pero esto no demerita la importancia de las revelaciones. Éstas ponen al alcance de todos, como mi padre intentó hacerlo en los 30, hechos y opiniones que antes sólo conocían unos cuantos. Durante los últimos seis meses estas revelaciones han pintado un retrato único del mundo desde el punto de vista de Estados Unidos, que coincide con un momento en que el liderazgo político, económico y militar estadunidense está bajo una presión nunca antes vista.
La vergüenza para Estados Unidos no es que haya perdido secretos verdaderos, sino el hecho de que ya no puede fingir que no se entera de las frecuentes acciones criminales de sus propias fuerzas, o de las horrendas acciones de sus aliados.

Fraude: México 2006 (Película completa) [2007]


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