- Buscan mejoras en los servicios públicos y la destitución de los funcionarios locales, entre otras demandas.
Reuters
Arbil, Irak. Cientos de manifestantes inspirados en las revueltas que arrecian en el mundo árabe se tomaron el domingo las calles de la ciudad de Sulaimaniya, al noreste de Irak, y al menos 48 personas resultaron heridas.
Un funcionario policial dijo que las fuerzas de seguridad dispararon al aire cuando los manifestantes, que gritaban consignas contra la corrupción, trataron de acercarse a la sede del Partido Democrático del Kurdistán, donde en enfrentamientos del jueves murieron dos personas y hubo decenas de heridos.
"Los hospitales en Sulaimaniya recibieron a 48 heridos, incluyendo a 19 policías y fuerzas de seguridad", dijo un funcionario de salud que pidió no ser identificado. "Hay 11 personas heridas de bala", agregó.
Hombres armados asaltaron y prendieron fuego el domingo a una estación de televisión provocando el cierre de las transmisiones, dijeron funcionarios del canal y del gobierno.
Los manifestantes buscan mejoras en los servicios públicos y la destitución de los funcionarios locales, entre otras demandas. Manifestaciones similares tuvieron lugar en Faluya y otros lugares.
En Bagdad, el gabinete decidió que los ministros visiten a los manifestantes para calmar la ira por la corrupción, la escasez de alimentos y de electricidad, y otros temas que han estado detrás de una serie de protestas que han provocado enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
A diferencia de lo que acontece en el resto de la región, en general los manifestantes iraquíes no han pedido la caída de su gobierno electo, instalado apenas en diciembre después de meses de tensas negociaciones entre las facciones políticas.
El ataque a la estación de televisión por satélite NRT de Sulaimaniya fue realizado durante la noche por 50 hombres enmascarados vestidos con uniformes de fuerzas de seguridad, quienes dispararon armas de fuego, rompieron equipos, hirieron a un guardia y prendieron fuego, dijo Twana Othman, gerente de la estación.
El gobernador local, Bahrouz Mohammed, condenó el ataque y prometió llevar ante la justicia a los perpetradores.
"Los saboteadores que atacaron el canal de televisión están tratando de socavar la estabilidad en Sulaimaniya", dijo en un comunicado.
Más enfrentamientos
En la ciudad occidental de Faluya, unos 300 manifestantes exigieron la salida del gobernador y de los miembros del consejo de la provincia de Anbar.
La decisión del gabinete de acercarse a los manifestantes pone de relieve las preocupaciones de los políticos ante el creciente malestar ciudadano.
"El secretario general del Consejo de Ministros hizo un llamado a una acción inmediata para mejorar el sistema de tarjetas de racionamiento de alimentos y para trabajar en la reforma del sistema de prestaciones sociales", dijo un comunicado de la oficina de medios del gabinete.
"El ministro de Finanzas ha recibido la orden solicitada por el Parlamento de crear más oportunidades de trabajo para reducir el desempleo", agregó.
En los últimos días, el primer ministro Nuri al-Maliki ha intentado calmar la ira mediante la reducción de su salario, un descenso de las cuentas de electricidad, la compra de más azúcar para el programa de racionamiento de alimentos y desviando dinero destinado a aviones de combate a programas de alimentación.
Un funcionario policial dijo que las fuerzas de seguridad dispararon al aire cuando los manifestantes, que gritaban consignas contra la corrupción, trataron de acercarse a la sede del Partido Democrático del Kurdistán, donde en enfrentamientos del jueves murieron dos personas y hubo decenas de heridos.
"Los hospitales en Sulaimaniya recibieron a 48 heridos, incluyendo a 19 policías y fuerzas de seguridad", dijo un funcionario de salud que pidió no ser identificado. "Hay 11 personas heridas de bala", agregó.
Hombres armados asaltaron y prendieron fuego el domingo a una estación de televisión provocando el cierre de las transmisiones, dijeron funcionarios del canal y del gobierno.
Los manifestantes buscan mejoras en los servicios públicos y la destitución de los funcionarios locales, entre otras demandas. Manifestaciones similares tuvieron lugar en Faluya y otros lugares.
En Bagdad, el gabinete decidió que los ministros visiten a los manifestantes para calmar la ira por la corrupción, la escasez de alimentos y de electricidad, y otros temas que han estado detrás de una serie de protestas que han provocado enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
A diferencia de lo que acontece en el resto de la región, en general los manifestantes iraquíes no han pedido la caída de su gobierno electo, instalado apenas en diciembre después de meses de tensas negociaciones entre las facciones políticas.
El ataque a la estación de televisión por satélite NRT de Sulaimaniya fue realizado durante la noche por 50 hombres enmascarados vestidos con uniformes de fuerzas de seguridad, quienes dispararon armas de fuego, rompieron equipos, hirieron a un guardia y prendieron fuego, dijo Twana Othman, gerente de la estación.
El gobernador local, Bahrouz Mohammed, condenó el ataque y prometió llevar ante la justicia a los perpetradores.
"Los saboteadores que atacaron el canal de televisión están tratando de socavar la estabilidad en Sulaimaniya", dijo en un comunicado.
Más enfrentamientos
En la ciudad occidental de Faluya, unos 300 manifestantes exigieron la salida del gobernador y de los miembros del consejo de la provincia de Anbar.
La decisión del gabinete de acercarse a los manifestantes pone de relieve las preocupaciones de los políticos ante el creciente malestar ciudadano.
"El secretario general del Consejo de Ministros hizo un llamado a una acción inmediata para mejorar el sistema de tarjetas de racionamiento de alimentos y para trabajar en la reforma del sistema de prestaciones sociales", dijo un comunicado de la oficina de medios del gabinete.
"El ministro de Finanzas ha recibido la orden solicitada por el Parlamento de crear más oportunidades de trabajo para reducir el desempleo", agregó.
En los últimos días, el primer ministro Nuri al-Maliki ha intentado calmar la ira mediante la reducción de su salario, un descenso de las cuentas de electricidad, la compra de más azúcar para el programa de racionamiento de alimentos y desviando dinero destinado a aviones de combate a programas de alimentación.