Comunicado de la Cuarta Internacional
La intervención de las potencias occidentales en Libia constituye un punto de inflexión en la situación del mundo árabe. Desde el inicio del terremoto político y social que recorre a la mayoría de los países del mundo árabe, la Cuarta Internacional se ha situado al lado de los intereses democráticos y sociales de las masas árabes en contra de sus tiranos. Ello nos ha llevado a apoyar plenamente las revoluciones tunecinas y egipcias junto a los militantes socialistas revolucionarios de estos países. Por esta razón apoyamos las demandas democráticas – libertad de expresión, derechos políticos y sindicales, pluralismo, libertad de prensa, y las sociales como la creación de empleo, aumento de los salarios, lucha contra el encarecimiento del coste de la vida – de estas movilizaciones populares, apoyando el derrocamiento de las dictaduras y la defensa de una ruptura real con los regímenes anteriores en una perspectiva democrática y socialista.
En Libia, esta política nos ha llevado desde un principio a apoyar las movilizaciones y, posteriormente, la insurrección popular contra la dictadura de Gaddafi. En Libia, la solidaridad con el movimiento popular significa dar cualquier apoyo a las masas que luchan contra Gaddafi: embargo total de armas contra la dictadura, congelación de los activos extranjeros del régimen libio, envío de alimentos y ayuda humanitaria y médica para los cientos de miles de libios perseguidos por el régimen... El apoyo al pueblo libio y la protección de los civiles, significa también proveer los medios para que puedan defenderse contra las masacres de los mercenarios de Gaddafi, y liberarse así de la dictadura. Los pueblos y ejércitos árabes, empezando por los tunecinos y egipcios, podrían jugar un papel decisivo en la ayuda militar.
Los bombardeos franceses, ingleses y americanos no tienen como objetivo “proteger a la población civil”, tal como proclama la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU por la que se establece una “zona de exclusión aérea” sobre Libia. A medidas que pasan las horas y los días, los objetivos de la resolución de la ONU se hacen cada vez más “vagos”. ¿Realmente es una cuestión de proteger a la población civil? Entonces, ¿por qué arriesgarse a bombardear a otros civiles? ¿Es realmente una cuestión de acabar con Gaddafi o de imponer un acuerdo con el régimen, que pueda incluso llegar a la partición de Libia? Al contrario de lo que dice la resolución, el riesgo de escalada que llevaría una o más intervenciones terrestres no puede ser ignorado. De hecho, para la coalición imperialista, la cuestión básica es la de reestablecer su posición en la zona, intentando anular el proceso revolucionario en proceso al instalar un régimen bajo su dominio, o simplemente presionando en los procesos en marcha. Y sus intereses estratégicos sobre el petróleo no pueden ser olvidados. Por último, cómo puede alguien pensar que estos gobiernos hipócritas, que están ocupando Irak y Afganistán, quieran “proteger a la población civil” cuando dejan masacrar a la población de Bahrein, Yemen, Siria y Gaza.
El apoyo a la revolución libia y al derrocamiento de la dictadura de Gaddafi significa hoy un apoyo humanitario y militar para los insurrectos a la vez que se reclama el fin de la intervención imperialista. El pueblo libio no está sólo. Su lucha es parte de la actual ola revolucionaria que está agitando el mundo árabe. Hoy más que nunca las masas árabes deben tomar el control de su destino sin la intervención neocolonial de las potencias occidentales.
Secretariado del Buró de la Cuarta Internacional