Manifestación en Marsella. El monigote representa al ministro de Trabajo, Eric WoerthFoto Ap |
París, 2 de octubre. Los franceses se movilizaron masivamente este sábado, en familia y desafiando a veces la lluvia, para rechazar una vez más en las calles la reforma del sistema de jubilación que impulsa el presidente Nicolas Sarkozy, cuya popularidad sigue en caída.
La mayor concentración, de las 229 que se efectuaron en diferentes ciudades del país, se efectuó en la capital París y se trata de la tercera jornada de protestas de esta magnitud en un mes. El Ministerio del Interior cifró en 899 mil los participantes, mientras los dos principales sindicatos –Confederación General del Trabajo (CGT) y Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT)– reivindicaron unos 2.9 millones de personas.
Para las centrales obreras la movilización fue un logro y afirman que cumplieron su objetivo al convocar una jornada de movilización un sábado para no castigar con la pérdida de un día de salario a los manifestantes y sobre todo para atraer a
un público nuevo, familiar y estudiantil, así lo dijo el líder de la CGT, Bernard Thibault, al iniciar, junto a los otros dirigentes sindicales, la movilización parisina que partió esta tarde de la Plaza de la República detrás de una enorme banderola que rezaba:
Jubilaciones, empleos, salarios, están en juego.
Las columnas de manifestantes no sólo parecían más compactas, sino que había mucha presencia infantil, inclusive en las cabeceras de los cortejos, enarbolando banderines y pancartas hechas a mano y de colores, en las que explicaban, con cierto humor y a su manera, las consecuencias de una reforma que según una encuesta del instituto CSA rechaza 71 por ciento de los franceses.
¿Abuela, me cuentas un cuento? No puedo, tengo que ir a trabajar, decía una de ellas, escrita por Claire, de 12 años, que se manifestó con sus padres.
Esta quinta jornada de movilización contra el proyecto de reforma de la jubilación, el más importante de la presidencia de Sarkozy, se vio empañada en el oeste del país por lluvias torrenciales de las que se libró la capital.
Que se jubile Sarkozy,
La jubilación es nuestra,
Que el capital pague su crisiso
Trabajar más para morir más, decían algunas de las pancartas que sobresalían entre la multitud en rechazo a una reforma que prevé aumentar de 60 a 62 años la edad mínima para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa.
Aprobado en la cámara de diputados por la mayoría gobernante de derecha (UMP) el 15 de septiembre, el texto llegará al Senado el próximo martes. Los sindicatos ya convocaron una nueva jornada de manifestaciones y huelgas para el 12 de octubre y no descartan un
endurecimientodel movimiento de protesta
si el gobierno confirma su intransigencia.
El ejecutivo justifica la reforma por el aumento de la esperanza de vida y el déficit del sistema de jubilación que la crisis financiera triplicó en 2010 a 32 mil millones de euros (39 mil millones de dólares).
Afp y Dpa