En 2004 Greenpeace denunció que la planta de Gas Natural Licuado (GNL) de la empresa Energía Costa Azul, filial de Sempra Energy, representaba un grave riesgo para la población de Ensenada, Baja California y el ecosistema de la región por su alto nivel de explosividad.
A siete años de distancia, la comunidad de Ensenada ha logrado por medio de la protesta social que esta terminal gasera sea puesta nuevamente en la mira de las autoridades estatales para exigir que sea cerrada. Pero, ¿por qué es tan peligroso este tipo de combustible?
El GNL es la forma líquida del gas natural. A través de un proceso llamado licuefacción se condensa el gas natural a 160° C bajo cero y se reduce el volumen 600 veces con respecto a su volumen original. Al compactar tal volumen de gas, se puede transportar en buques y entregarse a plantas procesadoras como la de Costa Azul, en donde es convertido nuevamente en gas natural para ser distribuido a los clientes.
Una fuga de GNL puede provocar graves incendios, ya que al contacto con el aire la combustión es inmediata, el fuego es intenso y arde a temperaturas mayores que las de los incendios de gas o petróleo. Este riesgo aumenta si el incendio ocurre en altamar, cuando el combustible es transportado en buques hacia las plantas regasificadoras. Varios expertos concuerdan que un incendio en el agua es el riesgo más serio del GNL. En sólo 3 minutos, el fuego se puede expandir a casi un kilómetro de la nave. Cabe señalar que en los grandes incendios, si la piel está expuesta por aproximadamente 30 segundos, a una distancia del fuego de menos de un kilómetro, se pueden sufrir quemaduras de segundo grado. Si el GNL escapara sin ser alcanzado por el fuego, la nube de gas podría trasladarse a cualquier lugar y provocar un incendio.
Todas las medidas de seguridad que se han tomado en Estados Unidos para proteger el transporte y procesamiento del GNL son un reconocimiento implícito del peligro extremo que rodea a las terminales de este combustible, sin importar dónde se construyan.
Ante este escenario adverso, Baja California no necesita depender de un combustible como el GNL. Actualmente, esta entidad satisface parte de sus necesidades de electricidad con la energía geotérmica que aprovecha de Cerro Prieto. La sierra de La Rumorosa entre Tijuana y Mexicali y la de San Pedro Mártir son unos de los mejores sitios en México para generar energía eólica. La región noroeste del país recibe una inmejorable radiación solar, con una excelente radiación promedio de 5kwh/m2 al día.
Hoy, a más de seis años de las primeras protestas contra la instalación de Sempra en Baja California, los argumentos esgrimidos en 2004 siguen siendo válidos: México debe dejar de lado este tipo de proyectos riesgosos y detonar una [r]evolución energética.
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