El comandante, durante su primer discurso público en cuatro años.Foto Cubadebate |
arte de los miles de cubanos que estuvieron frente a la escalinata de la Universidad de La HabanaFoto Cubadebate |
Castro escogió este lugar –de
imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y de nuestro deber– para advertir que las potencias atómicas occidentales que tratan de detener el programa de desarrollo nucleoeléctrico de Irán,
no tienen ninguna prueba, ni la pueden tener, del supuesto proyecto iraní de fabricación de armas nucleares, pero esos países, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania, pueden utilizar como pretexto para agredir que la república islámica posee una central nuclear en funciones para lanzar un ataque contra ella y desatar una guerra.
La temática abordada por el líder revolucionario cubano le llevó a referirse a la entrevista que le hizo recientemente la directora general de este diario, Carmen Lira Saade, cuya primera parte se publicó el 30 de agosto pasado. Comentó que en su entrevista con
el prestigiado medio mexicanohabló de cómo al recuperarse de la enfermedad intestinal que lo aquejó, se encontró de pronto en un
mundo de locos, en un planeta que vive
la fase más interesante y peligrosa de su existencia.
No me agrada decir la dolorosa verdad, que constituye una vergüenza para todo lo que se identifica como política y gobierno. Al mundo se le ocultó deliberadamente esta realidad y le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro real que está confrontando. En esta actividad no debemos desmayar. He utilizado argumentos que no deseo repetir ahora. Frente a los escépticos, nuestro inconfundible deber es seguir librando la batalla. Me consta que un número creciente de personas en el mundo ha tomado conciencia de la realidad, dijo Castro en referencia a los comentarios que ha suscitado la entrevista difundida por este diario y reproducida en el sitio de Internet Cubadebate.
Flanqueado por una enorme manta de Ernesto Che Guevara y acompañado por su esposa Dalia Soto del Valle, Castro, que conserva el título de comandante en jefe, fue presentado ante los universitarios como primer secretario del Partido Comunista. En su alocución no habló de asuntos internos de su país, como ha sucedido desde que reapareció hace unas semanas en sitios públicos.
El ex mandatario cubano alertó respecto del
increíblemente limitadotiempo que tiene
la humanidadpara poder detener la conflagración en ciernes en la región del golfo Pérsico.
De esta forma aludió al plazo de 90 días fijado por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su resolución 1929 del 9 de junio pasado, para que el gobierno de Irán detenga el enriquecimiento de uranio con el cual busca ser autosuficiente en la producción de combustible atómico para su planta nucleoeléctrica de Bushehr, energético con el que también se podrían fabricar misiles.
La fecha en que se cumple el plazo dado por la ONU termina alrededor del 9 de septiembre, pero a partir de ese día
hay que ponerse a esperar a ver qué hacen dentro de esta situación, cómo valoran la opinión mundial, qué efecto tendrá, si envían otro plazo o no, si declararan que no lo van a hacer, o si ratifican que lo van a hacer; podrá tardar más o menos, no puede ser mucho tiempo.
El máximo dirigente de la revolución cubana explicó que antes de que la ONU estableciera su cuarta ronda de sanciones contra Irán y marcara el plazo de 90 días, las potencias enfrentadas a Irán difundieron noticias sobre preparativos de un ataque, que tuvieron como objetivo de ejercer presión sicológica sobre Teherán.
Fidel Castro recordó que en 1981 y en 2007 las potencias atómicas occidentales, con Israel como aliado, atacaron centros de investigación nuclear de Irak y de Siria, lo que constituye un antecedente para Irán.
Tener una planta que produzca energía eléctrica, partiendo de uranio, es algo que no constituye un delito, y para ellos es una prueba de la fabricación de armas, afirmó.
En su discurso, Castro reflexionó sobre los cambios tecnológicos ocurridos en las guerras para subrayar el peligro de un enfrentamiento en el golfo Pérsico.
Es sabido, y no me queda otra alternativa que recordar el hecho de que no estamos viviendo la época de la caballería y el acero de las espadas acompañados por arcabuces de un disparo, que fueron precedidos durante siglos por las máquinas que demolían murallas o trataban de hacerlo, o los carros de combate tirados por caballos que portaban cuchillos en las ruedas; armas, en fin, siempre crueles, pero de limitado poder destructivo que los seres humanos utilizaron para guerrear entre sí, desde que inventaron las mazas, hasta la Primera y Segunda Guerra Mundial, en las que utilizaron armas automáticas, tanques, aviones de combate y fortalezas volantes, submarinos, torpedos, acorazados y portaviones que elevaron las pérdidas humanas a decenas de millones de muertos, y a cientos de millones las víctimas de la destrucción, las heridas, las enfermedades y el hambre, secuelas inevitables de las guerras, puntualizó el ex mandatario cubano.
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