Ayer el Gobierno Federal logró una nueva acción importante en contra del narcotráfico con la captura de Sergio Villareal, el Grande. Bien por el Gobierno y en particular por la Secretaría de Marina. Sin embargo eso no debe provocar que se nos olvide lo que documentó el periódico La Razón y después retomó EL UNIVERSAL: con la captura de Edgar Valdéz, La Barbie, los más altos cargos de la Policía Federal y la Secretaría de Seguridad Pública - Facundo Rosas y Genaro García Luna, respectivamente- nos mintieron.
Dijeron que su captura fue producto de meses de inteligencia, que se le detuvo cuando entraba (o salía, según sus versiones) de su casa y que fue gracias a un cerco de más de 300 elementos que el capo se entegó sin ofrecer resistencia. Ahora sabemos que nada de eso ocurrió y que en realidad se le detuvo luego de que rebasara a un grupo de policías federales a alta velocidad.
Lo importamte, ha dicho el Dr. Alejandro Poiré -vocero del gobierno federal para el tema de la seguridad- es que se le capturó. Es cierto, pero también lo es que nos hayan mentido. Si la Barbie se entregó porque le ofrecieron un acuerdo a cambio de que detuviera su violencia y entregara información, no está mal. Incluso el gobierno pudo haber vendido la idea de que era tal el acoso de las fuerzas de seguridad que por eso optó por entregarse. Se vale. Incluso habría mandado una señal a otros narcos que pudieran desmovilizarse.
El problema es que construyeron una historia de ficción y salieron a contarla una y otra vez a los medios, y por eso alguien tiene que pagar las consecuencias. No sólo porque pretendieron vernos la cara sino porque causaron un daño terrible a la institución que encabezan, efecto que se extiende a todo el Gobierno Federal.
¿Cómo creer ahora que la captura de El Grande fue de acuerdo a la historia oficial? ¿y si después resulta que la verdad es otra?
No tengo razones para dudar del compromiso de Alejandro Poiré como vocero. Su trabajo es necesario y de gran importancia para el país. Pero no podrá cumplir su función, ni él ni nadie, mientras el mensaje de fondo sea que los altos funcionarios pueden mentirnos, ser descubiertos, y seguir en su trabajo como si nada hubiera pasado.
¿Qué va a hacer el gobierno y su vocero para hacer frente a este hecho? ¿apostar a nuestro olvido con la nueva captura? Depende de nosotros que no sea así.
Mario Campos
Estamos de vuelta
Hace 9 años
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