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Amnistía Internacional envía a la embajada de Israel en España las firmas de más de 36.000 personas que exigen el fin del bloqueo
Madrid.- Amnistía Internacional ha enviado más de 36.000 firmas a Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, a través de la embajada israelí en España para pedir el fin inmediato del bloqueo que asfixia a la población de la Franja y la apertura de todos los pasos fronterizos que están bajo su control para permitir las exportaciones y la entrada de productos de primera necesidad, material educativo, equipos médicos y materiales necesarios para la reconstrucción.
Desde que entrase en vigor el bloqueo, en junio de 2007, más de 1,4 millones de personas viven aisladas del mundo exterior, atrapadas en una superficie de sólo 40 kilómetros de largo y 9,5 kilómetros de ancho, y soportando a duras penas condiciones desesperadas de pobreza. El bloqueo prohíbe las exportaciones y restringe la entrada de productos básicos como alimentos, combustible y medicinas. El cierre de pasos fronterizos bajo control israelí entre Gaza e Israel impide la entrada y salida de palestinos en Gaza, e incluso que los enfermos reciban atención médica urgente. La escasez de energía eléctrica y gas, la escasa o nula disponibilidad de agua corriente y el deterioro de la atención de la salud son constantes en la vida diaria de los gazatíes.
Israel permite la entrada en Gaza de algunos envíos de agencias internacionales de ayuda humanitaria, sin embargo, estos suministros están estrictamente limitados y sufren frecuentes retrasos. El pasado junio, Israel anunció que el bloqueo sería aligerado, pero no quedó claro qué productos seguirán prohibidos. Igual de importante que permitir que los artículos entren a Gaza es dejar que las exportaciones salgan. Prohibir la gran mayoría de las exportaciones, materias primas y el movimiento de personas ha destruido la economía de Gaza y llevado a su población al desempleo, la pobreza y la dependencia de ayudas para sobrevivir.
Amnistía Internacional también condena sin paliativos los ataques indiscriminados por parte de los grupos armados palestinos en contra de la población civil israelí al suponer una violación del derecho internacional, ataques como los dos perpetrados por Hamas la semana pasada contra población civil, con víctimas mortales en uno de ellos, o como los ataques contra civiles en el sur de Israel mediante el lanzamiento de cohetes y otros proyectiles no guiados. Estos hechos son inadmisibles y todos los grupos armados palestinos debencesar de forma inmediata sus ataques hacia civiles en los territorios ocupados.
En una carta mandada a Isma'il Haniyeh, líder de Hamas y primer ministro de esta organización que de facto administra la Franja de Gaza, Amnistía Internacional ha expresado su consternación sobre el hecho de que las Brigadas de Izz al Din al-Qassam, brazo armado de Hamas, hayan reivindicado la autoría de los hechos. Amnistía Internacional también muestra su preocupación sobre las declaraciones realizadas el pasado viernes 3 de septiembre por 13 grupos armados palestinos, que amenazan con que habrá más ataques hacia civiles en respuesta a las recién retomadas negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina.
Amnistía Internacional reconoce a Israel el derecho y el deber de proteger a sus ciudadanos, pero reitera la necesidad de que su respuesta sea proporcionada y se ajuste al derecho internacional humanitario y a las normas internacionales de derechos humanos.
Después de “Plomo Fundido”
Desde el 27 de diciembre de 2008 hasta el 18 de enero de 2009, Gaza estuvo sometida a una devastadora ofensiva militar israelí que se cobró la vida de más de 1.380 palestinos, entre ellos más de 300 niños y otros civiles, y dejó heridas a miles de personas. Millares de viviendas palestinas resultaron destruidas o sufrieron graves daños, al igual que los suministros de electricidad y agua. Los ataques israelíes también dañaron o destruyeron edificios civiles, incluidos hospitales y escuelas.
La Operación "Plomo Fundido" llevó la crisis humanitaria de Gaza a niveles catastróficos. Desde su fin, viviendas, negocios, escuelas, hospitales e infraestructuras civiles básicas para el abastecimiento de agua o de electricidad siguen en ruinas, porque Israel impide la entrada en Gaza de materiales de construcción.
Antecedentes
En 1967, Israel ocupó la Franja de Gaza, junto con Jerusalén Oriental y el resto de Cisjordania. Israel ha impuesto restricciones cada vez más severas a la circulación de los palestinos dentro y fuera de Gaza desde principios de los 90, incluyendo su desplazamiento a otras partes de los Territorios Palestinos Ocupados. Esto contradice el principio, adoptado por la comunidad internacional, de que Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y la Franja de Gaza constituyen una unidad territorial y viola el deber de la potencia de ocupación de garantizar el bienestar de la población ocupada, como estipulan los artículos 27 y 47 del Cuarto Convenio de Ginebra.
A pesar del retiro de los colonos israelíes que vivían ilegalmente en Gaza en 2005, las autoridades israelíes han retenido el control del espacio aéreo de Gaza, su frontera terrestre con Israel y sus aguas territoriales, como demostró la reciente acción militar contra la flotilla humanitaria que iba a Gaza en la que nueve activistas internacionales perdieron la vida. Después de que Hamas tomase el poder en junio de 2007, la política israelí de cierre se reforzó con un bloqueo que restringe los derechos humanos de la población civil palestina.
Desde que entrase en vigor el bloqueo, en junio de 2007, más de 1,4 millones de personas viven aisladas del mundo exterior, atrapadas en una superficie de sólo 40 kilómetros de largo y 9,5 kilómetros de ancho, y soportando a duras penas condiciones desesperadas de pobreza. El bloqueo prohíbe las exportaciones y restringe la entrada de productos básicos como alimentos, combustible y medicinas. El cierre de pasos fronterizos bajo control israelí entre Gaza e Israel impide la entrada y salida de palestinos en Gaza, e incluso que los enfermos reciban atención médica urgente. La escasez de energía eléctrica y gas, la escasa o nula disponibilidad de agua corriente y el deterioro de la atención de la salud son constantes en la vida diaria de los gazatíes.
Israel permite la entrada en Gaza de algunos envíos de agencias internacionales de ayuda humanitaria, sin embargo, estos suministros están estrictamente limitados y sufren frecuentes retrasos. El pasado junio, Israel anunció que el bloqueo sería aligerado, pero no quedó claro qué productos seguirán prohibidos. Igual de importante que permitir que los artículos entren a Gaza es dejar que las exportaciones salgan. Prohibir la gran mayoría de las exportaciones, materias primas y el movimiento de personas ha destruido la economía de Gaza y llevado a su población al desempleo, la pobreza y la dependencia de ayudas para sobrevivir.
Amnistía Internacional también condena sin paliativos los ataques indiscriminados por parte de los grupos armados palestinos en contra de la población civil israelí al suponer una violación del derecho internacional, ataques como los dos perpetrados por Hamas la semana pasada contra población civil, con víctimas mortales en uno de ellos, o como los ataques contra civiles en el sur de Israel mediante el lanzamiento de cohetes y otros proyectiles no guiados. Estos hechos son inadmisibles y todos los grupos armados palestinos debencesar de forma inmediata sus ataques hacia civiles en los territorios ocupados.
En una carta mandada a Isma'il Haniyeh, líder de Hamas y primer ministro de esta organización que de facto administra la Franja de Gaza, Amnistía Internacional ha expresado su consternación sobre el hecho de que las Brigadas de Izz al Din al-Qassam, brazo armado de Hamas, hayan reivindicado la autoría de los hechos. Amnistía Internacional también muestra su preocupación sobre las declaraciones realizadas el pasado viernes 3 de septiembre por 13 grupos armados palestinos, que amenazan con que habrá más ataques hacia civiles en respuesta a las recién retomadas negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina.
Amnistía Internacional reconoce a Israel el derecho y el deber de proteger a sus ciudadanos, pero reitera la necesidad de que su respuesta sea proporcionada y se ajuste al derecho internacional humanitario y a las normas internacionales de derechos humanos.
Después de “Plomo Fundido”
Desde el 27 de diciembre de 2008 hasta el 18 de enero de 2009, Gaza estuvo sometida a una devastadora ofensiva militar israelí que se cobró la vida de más de 1.380 palestinos, entre ellos más de 300 niños y otros civiles, y dejó heridas a miles de personas. Millares de viviendas palestinas resultaron destruidas o sufrieron graves daños, al igual que los suministros de electricidad y agua. Los ataques israelíes también dañaron o destruyeron edificios civiles, incluidos hospitales y escuelas.
La Operación "Plomo Fundido" llevó la crisis humanitaria de Gaza a niveles catastróficos. Desde su fin, viviendas, negocios, escuelas, hospitales e infraestructuras civiles básicas para el abastecimiento de agua o de electricidad siguen en ruinas, porque Israel impide la entrada en Gaza de materiales de construcción.
Antecedentes
En 1967, Israel ocupó la Franja de Gaza, junto con Jerusalén Oriental y el resto de Cisjordania. Israel ha impuesto restricciones cada vez más severas a la circulación de los palestinos dentro y fuera de Gaza desde principios de los 90, incluyendo su desplazamiento a otras partes de los Territorios Palestinos Ocupados. Esto contradice el principio, adoptado por la comunidad internacional, de que Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y la Franja de Gaza constituyen una unidad territorial y viola el deber de la potencia de ocupación de garantizar el bienestar de la población ocupada, como estipulan los artículos 27 y 47 del Cuarto Convenio de Ginebra.
A pesar del retiro de los colonos israelíes que vivían ilegalmente en Gaza en 2005, las autoridades israelíes han retenido el control del espacio aéreo de Gaza, su frontera terrestre con Israel y sus aguas territoriales, como demostró la reciente acción militar contra la flotilla humanitaria que iba a Gaza en la que nueve activistas internacionales perdieron la vida. Después de que Hamas tomase el poder en junio de 2007, la política israelí de cierre se reforzó con un bloqueo que restringe los derechos humanos de la población civil palestina.
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