El noroeste de África está al borde de la guerra. La situación es la peor en casi 20 años. La Unión Europea tiene la oportunidad de influir en el desarrollo hacia la paz. El Sáhara Occidental es la última colonia de África, ocupada por Marruecos desde la década de 1970. La ocupación no tiene ningún fundamento en el derecho internacional. La Corte Internacional de Justicia ha oído el caso y rechazado la afirmación de Marruecos, al tiempo que reafirma el derecho inalienable del pueblo del Sáhara Occidental a la libre determinación.
En un principio, los saharauis se resistieron a la ocupación con armas – un derecho de los pueblos ocupados – pero en 1991 un cese al fuego fue firmado con la promesa de la comunidad internacional de que se celebraría un referéndum donde los saharauis sería capaces de decidir si querían ser independientes o integrarse en el país ocupante, Marruecos. Desde entonces, se han hecho numerosos intentos para implementar el referéndum, pero Marruecos ha saboteado todas ellos.
Unos 160.000 saharauis viven en campamentos de refugiados en el suroeste de Argelia, en medio del desierto del Sahara. El acceso a los alimentos y al agua es escaso. El pueblo saharaui en los territorios ocupados y las personas desplazadas a Marruecos viven en el temor. Las autoridades marroquíes amenazan, encarcelan y torturan a quienes afirman el derecho a la independencia del Sáhara Occidental. Casi 20 años después de la promesa de la comunidad internacional, todavía está ocupado el Sáhara Occidental. La paciencia entre los saharauis se está agotando.
El Frente Polisario, la organización de Liberación Saharaui, es reconocido por las Naciones Unidas como el único y legítimo representante del pueblo saharaui y está trabajando a través de los medios diplomáticos por un Sáhara Occidental independiente. El Centro Internacional Olof Palme hace tiempo prestó apoyo al Frente Polisario y al pueblo saharaui, por ejemplo, capacitando a las mujeres en los campamentos de refugiados en ocupaciones civiles. En un principio se dio el caso en que los saharauis estuvieron felices de aceptar el cese del fuego; pero este ya no es el caso. Después de casi 20 años de ocupación, la gente ha comenzado a cansarse de falsas promesas y de esperar. Se habla cada vez más de reanudar la lucha armada. Nuestra estimación es que la mayoría de la población desea que el Frente Polisario reconsidere tomar las armas. Es algo que duele preocupa. En nuestros roles, hemos defendido consistentemente soluciones pacíficas y métodos diplomáticos.
Vemos con gran tristeza que los saharauis ya no creen en la posibilidad de recuperar su país a través de medios pacíficos. Al mismo tiempo, comprendemos el desaliento que sienten los saharauis.
La UE tiene una oportunidad única para influir en esta situación. La UE se formó para salvaguardar la paz mediante el aumento de los intercambios intergubernamentales basados en el respeto de la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional. Pero ahora, la Unión Europea está a punto de contribuir a la guerra en el norte de África. Este año tendrán lugar las negociaciones sobre la renovación de los acuerdos de pesca de la UE con Marruecos. El acuerdo proporciona ingresos significativos a Marruecos y permite la pesca en las aguas del Sáhara Occidental ocupado. Por lo tanto, contraviene el derecho internacional, ya que las riquezas de sus capturas no son accesibles para el pueblo saharaui.
Por este motivo Suecia votó en contra del acuerdo en 2006. Pero desde entonces, han pedido a los actores más atención al acuerdo. Expertos jurídicos del Parlamento Europeo han establecido que el acuerdo es ilegal y debe cambiarse. Hans Corell, el antiguo subsecretario general de Naciones Unidas para asuntos jurídicos, ha sostenido que el acuerdo de pesca es contrario al derecho internacional.
Si la UE renueva el acuerdo de pesca con Marruecos, como está en la actualidad, las consecuencias podrían ser catastróficas. El pueblo saharaui ya está muy decepcionado con la Unión Europea, pero muchos todavía guardan la esperanza en que tienen de su lado el derecho internacional y se han de excluir las zonas ocupadas del acuerdo de pesca. Si eso sucede, puede ser para los saharauis una señal de que el mundo no les ha olvidado y para mostrar a Marruecos que la Unión Europea no acepta la ocupación del Sáhara Occidental. Sin embargo, si se mantienen los territorios ocupados incluidos en el acuerdo, la consecuencia podría ser la guerra. La guerra será una fuente de inestabilidad extrema en la región.
Por lo tanto, es de suma importancia que Catherine Ashton, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y política de seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, actúe de inmediato. Ella y la Unión deben:
1. El acuerdo de pesca debe excluir las zonas ocupadas saharauis. 2. Requerir que Marruecos coopere con las Naciones Unidas y el Frente Polisario en aplicar el referéndum acordado sobre la autodeterminación para el pueblo saharaui. 3. Seguir el ejemplo de Sudáfrica y los otros más de 80 países: reconocer y establecer relaciones diplomáticas con la República saharaui.
Traducido para Poemário Sahara Libre por Fernando Gómez
Mohamed Abdelaziz y Jens Orback
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