El fuego que sale de las chimeneas de una central eléctrica de carbón se aprecia a lo lejos, mientras dos trabajadores migrantes caminan hacia el canal de agua que se construye en las afueras de Pekín. Aunque China es el mayor productor de gases de efecto invernadero, insiste en que sus emisiones per cápita aún son relativamente bajas y que necesita un margen de maniobra para que su economía crezcaFoto Reuters |
México.- El cambio climático amenaza la producción de alimentos en México, nación que ya es importadora de granos básicos, semillas, lácteos y carne.
Un nuevo reporte del Banco Mundial anticipó que el país enfrentará en los siguientes años incremento de temperatura, reducción en los volúmenes de lluvia y
eventos climáticos extremoscon mayor frecuencia, lo que provocará una reducción en la productividad agrícola.
Reducir la vulnerabilidad al cambio climático es de suma importancia para el sector agrícola mexicano, dado el papel que esta actividad juega en la seguridad alimentaria y en el sustento de la población rural, indicó el Banco Mundial en un reporte presentado a la Conferencia sobre agricultura, seguridad alimentaria y cambio climático, realizada el fin de semana pasado en La Haya, Holanda.
El sector agrícola contribuye con 4 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, pero aporta 15 por ciento del empleo. Poco más de la mitad, 54 por ciento, del valor de la producción agrícola total es generada en ocho entidades, de acuerdo con los datos que da el reporte. La superficie dedicada al cultivo desempeña un papel crucial en la protección de mantos acuíferos y en la conservación de ecosistemas.
Los pequeños agricultores son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático en la producción de alimentos, dado que dependen en mayor medida de la siembra de temporal y tienen un acceso limitado al financimiento, indicó el informe del organismo multilateral.
México es un importador neto de alimentos. Entre enero y agosto de este año, la balanza comercial de productos agropecuarios acumuló un déficit de 371 millones de dólares, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En las pasadas dos décadas, alrededor de 80 por ciento de las pérdidas económicas asociadas a desastres climáticos en el país ocurrieron en el sector agrícola, apuntó el informe del Banco Mundial. Citó algunos ejemplos: la sequía de 1997-1998 causó un número récord de incendios forestales; en la década de los años 90 del siglo pasado, la sequía derivó en conflictos relacionados con el uso del agua entre los estados del norte del país; el retraso de lluvias en 2005 causó una disminución de 13 por ciento en la producción agrícola.
Se espera que el cambio climático cause un incremento en la escala y frecuencia de los incendios, debido a que las condiciones del clima favorecerán el inicio y la propagación de fuego en los bosques; también se prevé la sustitución de bosques tropicales por sabanas en el centro y sur de México, junto con la sustitución de vegetación propia de suelos semiáridos por vegetación de superficies áridas en la mayor parte del centro y norte del país y la extinción de especies de bosques tropicales, indicó el reporte.
Añadió:
es de preverse una reducción en la producción agrícola y también puede ocurrir una significativa disminución en la producción ganadera si la temperatura en los pastizales es afectada por las sequías.
Destacó un caso de relevancia para la seguridad alimentaria del país: el maíz es el alimento base de un sector amplio de la población.
El reporte del Banco Mundial apuntó que la cosecha agrícola más importante en México es la de maíz, que ocupa la mitad de la tierra cultiva del total. Este grano es altamente sensible a las variaciones climáticas, en particular a las sequías, apuntó el documento presentado en La Haya, una de las reuniones previas a la cumbre de cambio climático que se realizará a finales de este mes en Cancún.
Las previsiones climáticas para México a 2020 anticipan una moderada reducción en la tierra que será apta para cultivo de maíz de temporal y un aumento de la tierra no satisfactoria para este cultivo.
Una consecuencia adicional será la reducción de los pastizales para ganado en el norte y centro del país, con una pérdida de 6 por ciento en 2020 y de 13.5 por ciento en 2050, respecto de la superficie de 2002, a causa de la sequía y el deterioro de la tierra provocado por un mayor número de plagas relacionadas con alteraciones medio ambientales.
Georgina Saldierna y Angélica Enciso
Pese a las múltiples negociaciones, formales e informales, que se han realizado en meses recientes, tanto el gobierno de México como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) descartaron desde ahora conseguir un amplio acuerdo integral, global y vinculante en las conferencias de Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto que se realizarán en Cancún, por lo que apuesta a integrar un paquete de medidas concretas y equilibradas en temas de financiamiento, transferencia de tecnología, adaptación y mitigación del deterioro ambiental, así como preservación de bosques.
Pero para conseguir el llamado
paquete de Cancún, Cristiana Figueres, principal representante de la ONU para el diálogo sobre Cambio Climático, resaltó que se requerirá una
voluntad política decidida, debido a las diferencias que persisten entre los países.
En un taller que organizó Naciones Unidas sobre la 16 Conferencia de Cambio Climático (COP16), y la sexta del Protocolo de Kyoto, Figueres coincidió con Benito Jiménez, titular de cambio climático de la Dirección sobre Temas Globales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en señalar que el punto complejo del debate será la reducción de emisiones de bióxido de carbono.
Pekín ha dicho que para avanzar en ese tema Estados Unidos y los países desarrollados deben comprometerse a hacer mayores recortes de emisiones y ayudar con recursos económicos y transferencia de tecnología a las naciones menos desarrolladas para que mitiguen emisiones y se adapten al cambio en el clima. Incluso ha acusado a las naciones ricas de intentar rescribir el Protocolo de Kyoto, cuya primera fase de compromisos termina en 2012, para evitar la obligación de bajar contaminantes. Washington, por su lado, ha evitado comprometer fondos en tanto grandes naciones en desarrollo, como China, Brasil e India, acepten que sus esfuerzos de reducción sean verificados por la comunidad internacional.
Estados Unidos y China son los emisores de contaminantes más grandes del mundo; entre los dos cubren casi 40 por ciento de los gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera.
Figueres resaltó en videoconferencia efectuada en el taller de la ONU, que hay consenso en la necesidad de crear un fondo económico para que los países desarrollados apoyen su adaptación al cambio climático. Empero, aún no hay acuerdo en torno a qué instancia manejaría esos recursos. Algunos países prefieren instituciones financieras, como el Banco Mundial, mientras otros plantean que se integre una nueva estructura que responda a los gobiernos parte de la COP.
Otro punto en el que se podría avanzar sería en definir reglas del programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación para reducir los contaminantes mediante la conservación de bosques y la transferencia de tecnología, añadió; sin embargo, el subsecretario de planeación de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando Tudela, advirtió que el paquete de decisiones debe ser balanceado. Los países no van a poner dinero sobre la mesa si no hay compromisos claros de los desarrollados ni garantías de que lo planteado se está cumpliendo.
Entre los temas a negociar en Cancún está la segunda fase de compromisos del Protoloco de Kyoto, ya que la primera expira en 2012, pero no se sabe si será posible pactar, pues hay recelo debido a que Estados Unidos no ratificó su firma o bien se cuestiona por qué la reducción cuantitativa de emisiones recae en un grupo de naciones que sólo representa 30 por ciento de la solución global.
Pese a las posiciones diferenciadas, Tudela consideró que aún puede haber logros en Cancún que permitan seguir avanzando en Sudáfrica y luego en Qatar.
Roberto González Amador
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