La responsable del departamento de Países, Víctimas y Defensores de Aministía Internacional en España explicó ayer en una conferencia pronunciada en la Sala de Cultura de Sa Nostra la situación de la mujer en Haití tras el terremoto de 2010.
—¿En qué situación se encuentra la mujer en Haití como consecuencia del terremoto de enero de 2010?
—Un año después del terremoto, la situación sigue bastante mal, sobre todo en los campamentos de desplazados, en especial para las mujeres y las niñas. La situación en que viven en esos campamentos hace que los delitos de violencia sexual se disparen. La violencia sexual contra mujeres y niñas es un tema que aún está pendiente, porque no ha tenido la visibilidad que merece y los esfuerzos que se hacen en Haití no son suficientes para atajar el problema. Es importante que esto sea una prioridad en los planes de reconstrucción el país.
—¿La ayuda internacional está dejando de lado este fenómeno de violencia sexual?
—El problema es que, como es una situación que ha quedado oculta y no visible, no se le da la atención que merece. Se habla de crear infraestructuras y reconstruir el país, pero la situación en que se encuentran las mujeres y las niñas requiere un esfuerzo especial. La ayuda de los gobiernos debe ir dirigida a prevenir este problema.
—¿Cuántas agresiones se están produciendo en Haití contra mujeres y niñas?
—Después del terremoto, en los cinco primeros meses, o sea, 150 días, se habían denunciado 250 casos. Es una media de casi 50 casos por mes. Y es sólo la punta del iceberg, porque si se escuchan los testimonios que figuran en el informe que ha hecho Amnistía Internacional se observa que muchas mujeres ni siquiera han ido a la policía a denunciarlo, porque saben que les van a decir: ´Lo siento, si usted no le ha visto la cara a esta persona, no sirve para nada´. Es decir, que ni siquiera van a denunciar.
—Y de las agresiones que sí se denuncian, ¿sirve para algo la denuncia? ¿La policía tiene medios para investigar?
— No. Este es otro de los temas. No se investiga la mayor parte de los casos denunciados. Los autores de estos hechos suelen ser hombres jóvenes, que actúan dentro de bandas, y saben que pueden actuar impunemente porque nadie les va a pedir explicaciones. Por eso, una de nuestras peticiones es que las autoridades creen mecanismos para que las mujeres puedan denunciar y que realmente se va a dar solución a estas denuncias.
—Este nivel tan alto de violaciones y agresiones sexuales contra mujeres, ¿se produce también en otros países donde hay catástrofes naturales de este tipo o es exclusivo de Haití?
—El problema es que la situación de partida en Haití ya era mala. La violencia sexual contra mujeres y niñas ya era un problema destacado. Hay informes anteriores de Amnistía Internacional que decían que este problema se tenía que solucionar. Además, en Haití hay una grave discriminación de las mujeres y las niñas, que las hacen más vulnerables. El terremoto afectó a todos por igual, pero la población se ve obligada a vivir en unas condiciones que favorecen que la violencia sexual se dispare. Por ejemplo, los campamentos son totalmente precarios en cuanto a las condiciones de vida, sin alumbrado, totalmente masificados... Esta situación de caos y debilidad que hay en los campamentos los hacen más vulnerables. Y el Estado no puede hacer frente a los problemas de seguridad que hay, con lo que los agresores saben que, hagan lo que hagan, nadie les va a llevar ante la justicia.
—Las elecciones que ha celebrado el país ¿tienen algún sentido en este contexto de catástrofe generalizada?
—Bueno, hay que tener esperanza. Estamos aún pendientes de la segunda vuelta y hay que ver qué va a pasar. Le corresponde a la sociedad civil de Haití decidir sobre su propio destino. El problema son las condiciones en las que están deciendo. Hay que darles tiempo.
—Al margen del problema de las agresiones sexuales ¿observa usted alguna mejora en la situación general de Haití tras el terremoto?
—Amnistía Internacional se dedica a los derechos humanos, no a la cooperación, que es el tema de otras organizaciones. Nosotros lo que vemos es que aún hay mucho por hacer en lo relativo a los derechos humanos, y esto se ha visto agravado con el terremoto, que ha deteriorado aún más un Estado que ya era débil de por sí.
Estamos de vuelta
Hace 9 años
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