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Fred WestonLo que comenzó como una auténtica revolución en contra de Gadafi, ha sido usurpado por elementos burgueses reaccionarios. En el Consejo Provisional, y ahora en el recién formado Gobierno Provisional, han sido promovidos a posiciones de liderazgo representantes directos de los intereses imperialistas.
Las condiciones que dieron lugar al inicio de la revolución Libia en febrero fueron creadas por las políticas que el régimen de Gadafi ha estado siguiendo en los últimos años, que implicaron la apertura de la economía a la inversión extranjera y a las privatizaciones, que derivó en problemas sociales crecientes, como el muy alto nivel de desempleo. Algunos calculan que podría ser tan alto como el 35%. Este es el resultado del desmantelamiento de una parte del antiguo sistema estatal.
Otros factores importantes que fomentaron la revolución fueron la corrupción rampante en el régimen y la falta agobiante de democracia y de derechos fundamentales. Después de décadas de censura estatal y de control personal estricto el pueblo siente que quiere tener la posibilidad de expresar su opinión y exponer sus quejas, sin correr el riesgo de ser encarcelados, torturados o simplemente "desaparecidos".
Las revoluciones de Túnez y Egipto fueron las chispas que en estas condiciones llevaron a la insurrección revolucionaria en ciudades como Al Bayda, Bengasi y Misurata. Inicialmente, el movimiento se extendió por toda Libia, de ciudad en ciudad, y en tal insurgencia masiva el Estado de facto se derrumbó en muchas zonas del país. El poder simplemente cayó en manos del pueblo revolucionario. A medida que la rebelión parecía estar ganando en una ciudad tras otra, los rebeldes libios pensaban que régimen de Gaddafi colapsaría pronto, y lo mismo creían los imperialistas. Parecía que los días de Gaddafi estaban contados y que pronto la revuelta se tragaría Trípoli. ¡Pero no lo hizo! Hemos explicado por qué en Why has the revolution stalled in Libya? (¿Por qué la revolución se estancó en Libia?).
Antes de que se hiciera evidente que Gadafi aún tenía reservas importantes de apoyo, y también una fuerza militar bien entrenada y equipada, un sector del régimen de Gaddafi también llegó a la conclusión de que el régimen estaba a punto de caer. Esto explica la deserción de un número de personalidades del interior del régimen, incluidos algunos ministros del gobierno de Gadafi.
Tenemos que preguntarnos por qué estos individuos abandonaron el barco tan rápido. Está claro que, a su juicio, la revolución iba a seguir el mismo camino que en la vecina Túnez y Egipto, y que Gaddafi podría terminar como Ben Ali y Mubarak. Al igual que los jefes militares egipcios, estos desertores deben haber pensado que era mejor "estar del lado de la revolución" que ser arrastrados por ella. No hay duda de que querían jugar el mismo papel que los generales egipcios o figuras como Gannouchi en Túnez; es decir, ponerse a la cabeza de la revolución con el fin de descarrilarla y mantenerla dentro de límites seguros.
La naturaleza del Consejo y del Gobierno Provisional
Esto nos lleva al papel desempeñado por el Consejo Provisional que se estableció en Bengasi. Este Consejo fue creado en una situación en la que las masas habían derribado el poder del Estado, pero no sabían con qué sustituirlo. Hubo un vacío de poder creado de facto. En esta situación los elementos accidentales salieron a la luz, y ahora están jugando claramente un papel contrarrevolucionario.
Inicialmente, la juventud revolucionaria tomó la delantera. Desde los primeros días del levantamiento vimos la tensión entre estos jóvenes y las personas designadas para el Consejo Interino. Los jóvenes estaban en contra de la ingerencia externa. Querían llevar a cabo un derrocamiento revolucionario de Gadafi. Pero eso no era lo que querían los dirigentes del Consejo. Se bloquearon los intentos de un derrocamiento revolucionario y se marginó a la juventud revolucionaria.
Ellos consiguieron transformar lo que había comenzado como una auténtica revolución en una guerra para derrocar a Gaddafi, pero sin que de ninguna manera cambiara la relación de Libia con el imperialismo, sin cuestionar en modo alguno la política económica de Gadafi. De hecho, en la economía, tanto Gadafi como el Consejo tienen posiciones similares: la apertura hacia occidente, la privatización, y así sucesivamente.
¿Cómo se explica este cambio dramático en la situación? Para ello, es útil examinar la composición del propio Consejo. El Consejo Provisional dispone de un número significativo de personas que habían sido parte del régimen de Gadafi hasta hace muy poco. Estas son personas que se han aprovechado de la magnitud de la revolución árabe para impulsar su propia agenda en el interior de Libia.
El Presidente del Consejo Provisional de Gadafi es el ex ministro de Justicia, Mustafa Abdel Jalil. También tenemos al ex Ministro del Interior de Gaddafi, el general Abdul Fattah Younes, quien se acercó a los rebeldes a finales de febrero. Aquí tenemos dos figuras que hasta hace sólo unas semanas estaban a cargo de la policía y del sistema judicial de Gaddafi. Entre los "rebeldes" también tenemos a los embajadores de Gran Bretaña, Francia, España, Alemania, Grecia, Malta e Italia, Abdel Al Monehim Joni, ex-embajador de Libia de la Liga Árabe y Abdullarhin Shalgam, el embajador ante la ONU.
Los consejos locales que surgieron en las ciudades donde la revolución triunfó, en un principio se componían principalmente de activistas de derechos humanos, abogados, profesores, expertos de todo tipo, algunos de los cuales muy probablemente fueron verdaderos demócratas. Algunos de ellos también fueron designados para el Consejo Provisional original, junto con ex altos funcionarios de Gadafi. Pero ahora las cosas han avanzado más. Como las potencias imperialistas se han involucrado más y más en el conflicto, también quieren asegurarse de que su propia gente esté conduciendo a los rebeldes, de quienes desconfían absolutamente. Una capa de personajes ha surgido y se ha catapultado a la cabeza de los rebeldes. Su característica común es que se los conoce en Occidente, algunos de ellos después de haber pasado décadas en el exilio en los EE.UU., financiados por la CIA y otras agencias. Otros han estado a cargo de la aplicación del programa de privatizaciones y de la "apertura de la economía" bajo Gadafi.
Uno de estos personajes sospechosos, Jalifa Hifter, que sólo llegó a Benghazi el 14 de marzo directamente desde su exilio en los EE.UU., y ha sido proclamado como el jefe militar del "Ejército Libre de Libia". Es un ex coronel del ejército de Gaddafi, que en el pasado creó el "Ejército Nacional Libio", que fue un grupo contrainsurgente que operó en el interior del Chad, y que recibe capacitación y financiamiento de la CIA, así como de Arabia Saudita, Egipto, Marruecos, Israel e Irak. También recibieron el apoyo de la inteligencia francesa. Por lo tanto, el hombre ahora a cargo de las operaciones militares es un agente directo del imperialismo de EE.UU.
Un nuevo "gobierno interino" ha sido proclamado, y su formación es una indicación de la contrarrevolución que ha sido llevada a cabo en las zonas liberadas de Libia. Todos sus miembros son agentes del imperialismo.
Un nuevo "gobierno interino" ha sido proclamado, y su formación es una indicación de la contrarrevolución que ha sido llevada a cabo en las zonas liberadas de Libia. Todos sus miembros son agentes del imperialismo.
Ali Tarhouni, que regresó a Libia a finales de febrero, fue nombrado ministro de Finanzas el 23 de marzo. Él huyó de Libia en 1973 en el período en que Gadafi estaba empezando a moverse en contra de la empresa privada, y participó posteriormente en la oposición libia reaccionaria en el extranjero. Es profesor titular de Economía de la Empresa en la Universidad de Washington y siempre ha defendido abiertamente las privatizaciones generalizadas en Libia.
Ali Abd-al-Aziz al-Isawi ha sido designado ministro de Relaciones Exteriores. Anteriormente se desempeñó como Secretario de Economía, Comercio e Inversiones en el régimen de Gaddafi. Antes de eso había fundado el Centro de Desarrollo de las Exportaciones en 2006 y se convirtió en su primer Director General. También fue Director General de la Propiedad del Programa de Expansión (un fondo de privatizaciones) en 2005.
Mahmood Jibril ha sido nombrado Primer Ministro del Gobierno Provisional. Educado en El Cairo y los EE.UU., ha pasado la mayor parte de su vida formando a la élite árabe en técnicas de gestión capitalista. En 2007 fue nombrado jefe del Consejo Nacional de Desarrollo Económico de Libia (NEDB, sus siglas en inglés), un organismo semi-gubernamental directamente responsable ante el Primer Ministro, y encargado de la reestructuración de la economía y del Estado para que sean compatibles con el capitalismo internacional. Un cable de Wikileaks dice lo siguiente acerca de una reunión con él en la embajada de EE.UU.:
"Jibril le dio la bienvenida a las compañías norteamericanas, las universidades y los hospitales para que participaran en esta tarea [de la reestructuración de la economía] ... De acuerdo con Jabril, hay 11.000 proyectos de desarrollo en Libia ... El papel de la NEDB en estos proyectos es "allanar el camino" para el desarrollo del sector privado, y crear una asociación estratégica entre las empresas privadas y el gobierno "(Full cable: 09TRIPOLI386).
Omar Mokhtar El-Hariri, ha sido nombrado Ministro de Asuntos Militares. Estuvo involucrado en el golpe original de 1969 contra la monarquía que llevó a Gadafi al poder. Sin embargo, también estuvo implicado en un complot para derrocar a Gaddafi en 1975, un claro intento de detener el programa de nacionalizaciones de Gaddafi. Después del fallido golpe de Estado fue detenido, pasó 15 años en prisión hasta 1990, cuando fue puesto bajo arresto domiciliario. Cuando estalló la revuelta se puso del lado de los rebeldes en el Este.
Como podemos ver, los abogados y activistas de la comunidad, los jóvenes y demás, que formaban parte del primer Consejo Provisional parecen haber sido empujados a un lado. De los cuatro ministros anunciados hasta ahora tenemos dos provenientes del campo de Gadafi y dos de la parte reaccionaria de la oposición, pero todos ellos son títeres del imperialismo. Algunos de ellos se remontan a los primeros días del régimen de Gadafi, cuando se trataba de una dictadura militar abiertamente burguesa. Ninguno de estos siquiera pueden ser clasificados como "verdaderos demócratas". Estas son todas las personas a las que los EE.UU. "conoce y confía". Todas estas personas son agentes directos del imperialismo y están en contra de la revolución.
Es precisamente este cambio dentro de la oposición, con su llamamiento directo a las potencias imperialistas, lo que ha fortalecido a Gadafi. Hemos visto los informes de gente diciendo que están en contra de Gadafi, el tirano, pero si las potencias extranjeras bombardeaban Libia dejarían de luchar contra él y se unirían a Gadafi para luchar contra el agresor imperialista. Un reciente informe en The Independent explica que: "La conducta de quienes deberían ser los aliados más próximos en casa también está causando problemas a los rebeldes. En algunas ciudades y pueblos, los habitantes se volvieron contra ellos y lucharon junto a las tropas leales."
El imperialismo maniobra detrás de la escena para defender sus propios intereses
Está claro que el imperialismo ha estado maniobrando en la sombra para colocar sus títeres en lugares de confianza en los puestos de mando de las áreas que han sido liberadas de las fuerzas de Gaddafi. En medio de esta situación la revolución inicial ha sido apagada. Ya no estamos tratando aquí con una revolución para derrocar a Gaddafi. Se ha convertido en una agresión imperialista pura para eliminar un régimen reaccionario y reemplazarlo por uno más confiable para el imperialismo.
Si el gobierno en el Este consiguiera llegar al poder en todo el país no producirá el régimen que las masas querían. Basta con mirar el régimen de Karzai en Afganistán, o en el régimen de Maliki en Irak para ver qué tipo de régimen se puede esperar ver en Libia. Cualquier régimen que llegue al poder respaldado por las bayonetas imperialistas no puede ser un régimen que resuelva los candentes problemas sociales y económicos de las masas trabajadoras. Ni siquiera puede garantizar la verdadera "democracia burguesa". Sería un régimen en el que las diferentes facciones y grupos, incluyendo los diferentes líderes tribales, lucharían por la influencia y el poder. Sería un régimen corrupto, y no mejor que el de Gaddafi.
Algunos han planteado la idea de que se trata de una "guerra por el petróleo". El petróleo es un factor en la situación, pero limitar el análisis a esto solo sería simplista, por decir poco. El imperialismo ya tenía acceso al petróleo de Libia, como atestiguan los muchos contratos lucrativos que fueron concedidos por el régimen de Gaddafi a empresas petroleras multinacionales extranjeras.
La decisión adoptada por el imperialismo de intervenir en Libia tiene que verse dentro del contexto más amplio de la revolución árabe en curso. Las revoluciones tunecina y egipcia pusieron en marcha un proceso que se ha apoderado, en un grado u otro, prácticamente de todo el norte de África y de Oriente Medio. Los países más importantes, tales como Arabia Saudita y otros estados productores del petróleo del Golfo, corren el riesgo de ser derrocados. Bahrein ha visto un movimiento de gran alcance que corría el riesgo de infectar a Arabia Saudita.
Inicialmente, los imperialistas fueron tomados totalmente por sorpresa. No sabían qué hacer frente a la revolución egipcia. La administración Obama finalmente llegó a la conclusión de que eran necesarios algunos cambios por arriba para evitar perder el control por completo.
Libia, sin embargo, ha brindado la oportunidad de una intervención militar directa, lo que habría sido imposible en Túnez o Egipto. En Egipto, enviaron fuerzas navales al Canal de Suez, pero fueron incapaces de utilizarlas. De hecho, de haberlas utilizado habrían provocado una oposición masiva y hubieran desestabilizado toda la región aún más.
En el caso de Libia, sin embargo, han aprovechado la situación para presentar su intervención debido a razones "humanitarias". Si este fuera el caso, ¿por qué no se ataca al régimen de Bahrein, o al régimen del Yemen? Aquí, de hecho han consentido la represión brutal de la revolución.
En Libia se las han arreglado para colocar a la cabeza de los rebeldes a un gobierno que no es otra cosa que su títere. Este "gobierno de la Libia libre" pidió a los imperialistas que impusieran una zona de exclusión aérea, dando así a los imperialistas la cobertura que requerían. Así pueden disfrazar su agresión imperialista abierta de estar "a favor de la revolución".
Esto les permite recuperar parte de la credibilidad que habían perdido en el mundo árabe después de la guerra en Irak, especialmente cuando la Liga Árabe, así como las Naciones Unidas, que no apoyaron la guerra en Irak, ahora sí llamaron a actuar. Asimismo, establece un precedente que se puede utilizar en el futuro para justificar la intervención en otros países.
Por ejemplo, si colapsara el régimen saudí, que es una posibilidad concreta en esta situación, los EE.UU. no se quedarían quietos. Las reservas de petróleo son cruciales para los intereses de todas las potencias imperialistas, y tendrían que intervenir. Libia, por lo tanto sienta un precedente peligroso.
De la zona de exclusión aérea a la intervención activa
La política declarada ahora por todas las potencias imperialistas es que Gadafi debe irse. Cómo y exactamente cuándo, puede que no estén de acuerdo. Ellos siguen manteniendo, sin embargo, que la zona de exclusión aérea ha sido impuesta sólo para "defender a los civiles". Pero, ¿dónde se traza la línea?
La intervención de las fuerzas de la OTAN ya ha ido más allá de la mera imposición de una zona de exclusión aérea. No le están solamente impidiendo el vuelo a los aviones de Gaddafi. Han bombardeado tanques, carros blindados, lanzaderas de misiles y edificios específicos. Esto no tiene que ver sólo con "defender a los civiles", como ellos dicen. La OTAN se ha convertido en la fuerza aérea del Gobierno provisional en el Nordeste es decir, de su propio gobierno títere.
Sin embargo, con sólo impedir volar a los aviones de Gaddafi no van a lograr su eliminación. Este, tiene fuerzas muy superiores y mejor entrenadas, y esto puede verse en la lucha que se está llevando a cabo. Las fuerzas del Gobierno provisional han demostrado ser incapaces de avanzar militarmente de cualquier forma seria. En los últimos días han sido obligados a retroceder de las posiciones que habían tomado anteriormente, desde Bin Jawad hasta todo el camino de regreso a Ajdabya, a pesar de tener el respaldo de la fuerza aérea de la OTAN.
Por lo tanto, la única manera de que puedan realmente eliminar a Gadafi es intensificando el nivel de operaciones de la OTAN. Ha habido ahora algunas especulaciones sobre si la OTAN debería armar a los rebeldes. Este sería el siguiente paso lógico de la intervención imperialista. El único problema con esto es que no están seguros de en dónde acabarían las armas. Eso significa que los imperialistas no confían plenamente en que los rebeldes les puedan hacer el trabajo.
Así, en algún momento las fuerzas de tierra tendrían que ser desplegadas. Y se ha admitido el hecho de que fuerzas especiales, asesores militares, etc, ya están en funcionamiento sobre el terreno. Los riesgos de intervención comienzan a parecerse a Irak, una guerra por parte del imperialismo para imponer un gobierno a su gusto. No tiene nada que ver con el apoyo a la revolución o de garantizarle al pueblo libio sus derechos democráticos.
Al igual que en Irak, debemos oponernos a la agresión imperialista, ya sea en forma de bombardeos aéreos, "asesores militares" o de tropas de tierra. En caso de que los imperialistas tengan éxito en sus objetivos en Libia, sería un duro golpe a la revolución árabe. En lugar de una expresión genuina de la voluntad del pueblo libio tendríamos otro gobierno títere impuesto por el imperialismo que accedería a servir a sus intereses.
Tal gobierno sería corrupto y estarían en los bolsillos del imperialismo. Se procedería a acelerar el proceso de privatizaciones, en el que las corporaciones multinacionales estarían muy interesadas en participar.
No olvidemos que en Afganistán, Karzai no gobierna con el mandato real del pueblo. Él gana las elecciones mediante un fraude flagrante y se mantiene en el poder gracias a la presencia de tropas extranjeras. En Irak, la "democracia de estilo occidental" recientemente abrió fuego contra manifestantes pacíficos.
Desde el principio hemos declarado claramente nuestra oposición a Gaddafi y a su régimen. Este era un régimen dictatorial y opresivo que política y económicamente estaba siguiendo las políticas dictadas por los imperialistas. Sin embargo, el pueblo libio no puede conseguir una libertad auténtica poniendo su destino en las manos de los imperialistas. Los Sarkozy y Cameron de este mundo no está interesados en la juventud y los trabajadores de Libia. Sus intereses son los de la clase capitalista que ellos representan. En sus propios países están atacando las condiciones de vida básicas de los trabajadores y se enfrentan a una oposición creciente, como lo demostró claramente la gran manifestación sindical de más de medio millón en Londres, el sábado pasado [26 de marzo].
Si Gadafi es derrocado con la intervención directa del poder militar de los imperialistas, el pueblo de Libia no será libre, pero tendrá que prepararse para una segunda revolución para eliminar a los títeres del imperialismo.
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