El rescate de 33 mineros en Chile ha concitado una enorme alegría en México, otros países de América Latina y el mundo entero, al mismo tiempo que este extraordinario éxito tecnológico y humano ha puesto al desnudo la política antiobrera, criminal e insensible de los grandes capitalistas mineros mexicanos encabezados por Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, conocido explotador de los trabajadores de las minas, persecutor de sindicalistas auténticos, organizador de sindicatos blancos e impulsor de guardias blancas y grupos de choque para amedrentar y agredir a los miembros de filas, activistas y dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, con el apoyo y la complicidad de los gobiernos ultraderechistas, ineptos y corruptos del Partido Acción Nacional. Tanto Vicente Fox Quesada como Felipe Calderón destacan, no por su preocupación por la vida y seguridad de los obreros, sino por entregar a los monopolios mexicanos, gringos y españoles la minería, la industria eléctrica, el servicio de transportación aérea y áreas enteras de Petróleos Mexicanos.
Con gran claridad, La Jornada plantea en su editorial del 13 de octubre:
Más de dos meses después del derrumbe en el yacimiento de San José, en el norte de Chile, dieron inicio las operaciones finales de salvamento de los 33 mineros que se encuentran a más de 600 metros de profundidad como consecuencia de ese siniestro. Es inevitable contrastar las maniobras mencionadas, en las que participan las autoridades chilenas y compañías mineras nacionales e internacionales, con la indolencia, rayana en lo criminal, que mostraron en su momento el gobierno y los empresarios mineros en México tras el accidente registrado en la mina Pasta de Conchos, de Coahuila. Cabe recordar que, en los días y meses posteriores al 19 de febrero de 2006, en vez de consagrarse a rescatar a los trabajadores enterrados, esclarecer los hechos y resolver las pésimas y peligrosas condiciones de trabajo de los mineros, el gobierno federal se dedicó a proteger y ocultar las responsabilidades de la parte patronal: Grupo Minero México y su propietario y presidente, Germán Larrea Mota Velasco. Paralelamente, la presidencia foxista emprendió una campaña de hostilidad y persecución contra la dirigencia sindical que criticó las omisiones y negligencias de la compañía.
En efecto, sin dejar de señalar que los trabajadores mineros de la hermana República de Chile son objeto de una gran explotación, de la falta de seguridad e higiene adecuadas y de la negación de derechos sindicales básicos, cabe resaltar que en el caso de la mina San José el comportamiento del gobierno y los empresarios chilenos contrastó con el comportamiento irresponsable y canallesco de Grupo México y los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. Después de más de cuatro años, aún no se rescatan los cadáveres de los compañeros mineros muertos en Pasta de Conchos, en San Juan Sabinas, Coahuila. La desvergüenza, el cinismo y la insensibilidad de los capitalistas mineros y gobiernos panistas son de antología.
La hazaña de los obreros, técnicos e ingenieros chilenos para rescatar con vida a los mineros atrapados en un yacimiento del desierto de Atacama, debe considerarse como un triunfo de toda la humanidad, así como no debe soslayarse la voluntad política de los empresarios y el gobierno de derecha de Sebastián Piñera para lograr el objetivo de sacar a la superficie a los trabajadores retenidos en las entrañas de la tierra, sin dejar de lado las aspectos de marketing político en el asunto. En cambio, la gran burguesía minera y el gobierno mexicanos sobresalieron por su mezquindad, su avaricia y su egoísmo, pues prefirieron ahorrarse unos millones de pesos en lugar de hacer todo lo posible por rescatar a los obreros atrapados en Pasta de Conchos. Posteriormente, para exhibir sus principios de explotación y de desinterés social, abandonaron los cuerpos de los mineros muertos, sin tomar en cuenta los sentimientos de los familiares, amigos, paisanos y camaradas de gremio de los accidentados, así como del consenso del gobierno y los empresarios. Quedaron ante la opinión pública como vulgares traficantes del dolor humano.
La liberación de mineros chilenos representa un trancazo a los gobiernos de Fox y de Calderón y el Grupo México, que no supieron emprender las medidas necesarias para sacar a la superficie a los trabajadores atrapados en Pasta de Conchos, y que llegaron al extremo criminal de dejar en el socavón los cadáveres de los compañeros mineros, dónde aún permanecen los restos de 63 trabajadores. Esto, sin negar las diferencias entre las minas de carbón y las minas de cobre, ya que las primeras despiden gases explosivos y las segundas no, por lo que no son lo mismo una explosión que un derrumbe. Prevalecieron, pues, los intereses mezquinos de la gran burguesía minera y los gobiernos panistas de la Federación, que avalaron el proceder delicuencial de Grupo México. Sin dudas, cometieron un homicidio industrial.
Los responsables de semejante actitud criminal tienen nombres y apellidos: Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, propietario de Industrial Minera México; Vicente Fox Quesada, cabeza del Ejecutivo federal en febrero de 2006; Francisco Javier Salazar Sáenz, último secretario del Trabajo y Previsión Social de la administración foxista; Felipe Calderón Hinojosa, actual presidente espurio de la República, y Javier Lozano Alarcón, titular en la actualidad de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Todos estos individuos, corruptos, ineptos e irresponsables, deberían ser llevados ante la justicia y ser sentenciados de acuerdo con sus graves crímenes y latrocinios.
Mientras los socios del Sindicato Mexicano de Electricistas son despedidos en masa, el gobierno ilegítimo de Calderón ofrece a los capitalistas mexicanos y españoles la privatización de la industria eléctrica; mientras los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana son orillados a sostener huelgas por más de tres años en Cananea, Sombrerete y Taxco, sufrir golpizas y ataques de militares, policías, grupos de choque y guardias blancas, ver charrificadas algunas de sus secciones sindicales y presenciar la proliferación de sindicatos de inspiración patronal, a Germán Larrea se le entregan 400 concesiones mineras durante las gestiones presidenciales panistas; mientras los compañeros de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación y el Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares son obligados a perder puestos de trabajo y reducir salarios y prestaciones, Mexicana de Aviación es quebrada por un empresario vivales, transa y preferido de los gobiernos panistas. Ésta es la lógica de los gobernantes neoliberales vendepatrias y agringados.
Por todo lo anterior, tiene razón el SNTMMSSRM al señalar:
En México, en cambio, en el 2006 y hasta la fecha, ni Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, dueño del Grupo México y de la mina Pasta de Conchos, ni sus socios accionistas, ni el entonces presidente Vicente Fox ni Martha Sahagún de Fox, nunca pusieron un pie en la mina para apoyar las tareas de rescate o por lo menos para darles sus condolencias a las viudas y deudos de los mineros muertos. Posteriormente el presidente Felipe Calderón Hinojosa y sus funcionarios tampoco lo hicieron ni han pronunciado ninguna palabra de aliento, ni han otorgado ningún apoyo para los familiares ni para el rescate de los 63 cuerpos que permanecen abandonados en el fondo de la mina...
Para nadie en México y en el mundo es ya un secreto que la tragedia de Pasta de Conchos surgió de la negligencia criminal, de la irresponsabilidad, de la arrogancia y de la mezquindad de Larrea Mota Velasco y de todo el Grupo México. El Sindicato Nacional de Mineros… y los compañeros mineros de ese centro de trabajo, mucho antes de la explosión denunciamos las pésimas condiciones de seguridad e higiene industrial que prevalecían en Pasta de Conchos, y no se nos hizo ningún caso.
Por añadidura, el hecho de que Grupo México, con la complicidad total del gobierno de Fox, decidiera cerrar la mina sólo 5 días después del percance, cuando había la esperanza de que los mineros atrapados estuviesen vivos, sólo dio como resultado condenarlos de inmediato a la muerte y, sobre todo, ocultó las verdaderas causas de la tragedia. El gobierno, tanto bajo Fox como bajo Calderón, ha preferido proteger las utilidades de Grupo México y se ha desentendido de llevar justicia a los deudos de los mineros muertos y a estos mismos.
Las demandas del sindicato minero en torno a los hechos señalados son muy concretas: que Germán Feliciano Larrea Mota Velasco sea enjuiciado penalmente por su autoría del homicidio industrial de Pasta de Conchos, lo mismo que sus socios accionistas, y condenados. A simismo, que los funcionarios bajo Fox y bajo Calderón cómplices en este atentado, sean llevados a juicio político, y castigados por los hechos criminales de la carbonera coahuilense mencionada.
Las condiciones en que laboran los mineros en México, Chile, Perú, España, Sudáfrica y otros países son inseguras, insalubres y extremadamente peligrosas, por lo que es necesario que los sindicatos de esta importante rama de la producción establezcan en sus contratos colectivos de trabajo medidas indispensables para lograr jornadas laborales menores a las de otros obreros industriales, salarios y prestaciones más altos y el mejoramiento general de las condiciones de higiene y seguridad, así como precisar responsabilidades patronales en caso de accidentes y muertes. En el caso de México, la base de todo avance contractual está en el mantenimiento y fortalecimiento del SNTMMSSRM, que debe ser, ya, ahora, el sindicato único en la industria minera, aunque en las ramas metalúrgica, siderúrgica y conexas comparta la militancia obrera con otros sindicatos. Esto plantea de entrada la derrota total del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Exploración, Explotación y Beneficio de Minas de la República Mexicana y demás organismos apatronados, que agrupan la Federación Nacional de Sindicatos Independientes y otras criaturas de la gran burguesía.
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