Fabiola Martínez
La representación legal del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) entrará el 14 de julio próximo en una nueva fase de disputa interna no sólo por la sobrevivencia de esta organización gremial fundada hace 96 años, sino por el destino de su patrimonio, valuado en más de mil 500 millones de pesos.
En 10 días vencerá la toma de nota (reconocimiento oficial) de 13 dirigentes, miembros del grupo de Martín Esparza, cuyo proceso de relección como secretario general no ha sido avalado en los tribunales.
En tanto, Jorge Sánchez, exdirigente del SME, a quien se recuerda por haber apoyado la política energética del presidente Carlos Salinas de Gortari, formó la Coalición de Miembros del SME, figura incluida en los estatutos sindicales; con base en ello procedería a la toma de instalaciones del gremio.
Al respecto, Eduardo Bobadilla, secretario del trabajo del SME, advirtió:
“Sánchez no nos espanta; no tiene estructura de apoyo, es sólo un personaje siniestro, transota. Sin embargo, tomamos precauciones, porque está preparando un enfrentamiento con golpeadores al mando de uno de sus esbirros conocido como El Cabezón; pretende provocar una revuelta para que con ese pretexto la Policía Federal entre a nuestro sindicato”.
En otro plano de la disidencia quedó Alejandro Muñoz, luego de que el hasta ahora tesorero (su toma de nota también vence el 14 de julio) rompió con Sánchez.
Aunque se desconoce cuánta gente lo apoya, Muñoz sigue siendo interlocutor ante el gobierno federal en la entrega de contratos, con el fin de que algunos cientos de trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LFC), organismo extinto hace casi nueve meses por decreto presidencial, acepten integrarse a empresas o franquicias, provedoras de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Jorge Sánchez dijo en entrevista que el objetivo de la coalición es preservar el patrimonio sindical y reclamar la contratación colectiva en la CFE, en calidad de patrón sustituto.
Aseguró que tiene el apoyo de 11 mil trabajadores, cifra que fue desmentida por Bobadilla, porque, argumentó, las demandas interpuestas ante la Junta de Conciliación rondan esa cantidad, pero sumando los trámites que han hecho múltiples grupos por medio de despachos privados, así como miles de querellas de trabajadores en particular.
Jorge Sánchez expresó que rompió con Alejandro Muñoz porque “a él sólo le interesa la lana del gobierno. En ese sentido, se convirtió en traidor. Con Martín Esparza no nos metemos, aunque tampoco coincidimos con su método de lucha.
“Después del 14 de julio nadie del comité central tendrá toma de nota; los de la coalición seremos los únicos que tendremos personalidad jurídica en el sindicato”, aseguró.
La división en el SME hizo crisis el año pasado, cuando Muñoz impugnó el triunfo de Esparza, a quien la Secretaría del Trabajo y Previsión Social negó la toma de nota.
Hace casi nueve meses el gremio recibió, dividido, la intempestiva toma de LFC por la Policía Federal, preludio de la extinción del organismo que daba empleo a 44 mil trabajadores. De ellos, 17 mil 300 no han aceptado su liquidación y se mantienen la defensa legal que encabeza Martín Esparza, lo mismo en tribunales laborales para exigir la reinstalación de los electricistas en CFE, bajo la figura de patrón sustituto, que en el amparo de la determinación presidencial.
El caso está en análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al tiempo que mantienen desde hace 70 días una huelga de hambre colectiva en el Zócalo.
Al preguntarle acerca del término de la toma de nota de 13 compañeros suyos, Martín Esparza subrayó: “no nos interesa si el gobierno nos reconoce. A nosotros nos apoya la base y el gobierno no tiene por qué meterse en la vida del sindicato”.
Durante las asambleas del SME fue avalado un documento en el que se informa que tras el litigio mencionado realizarán un nuevo proceso electoral en el sindicato.
Estamos de vuelta
Hace 9 años
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